El chico que juraba no creer en el amor, se ha enamorado y el resultado ha sido un terrible corazón roto.
El joven escritor Tyler Murphy ha caído perdidamente enamorado por su mejor amiga Genesis, pero su historia no ha tenido un "felices para siemp...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
EMMA
Me había prometido no volver a esa avenida, lo había hecho con todas las intenciones de cumplir mis palabras. Realmente hubiese preferido que me arrancaran el cabello antes que poner un pie en esa torre, pero no podía confiar ni en mi propia palabra. Las promesas se las llevaba el tiempo, incluidas las propias.
Tragué con fuerza y observé el imponente edificio donde vivía mi hermano con su esposa y donde, además, vivían mis padres. Donde había crecido y me habían criado. Esos tiempos parecían tan lejanos, en cambio, en ese momento yo estaba escondida dentro de una sudadera con capucha para evitar ser vista por algún curioso.
Mis padres habían utilizado el cuento de que me iría a estudiar al extranjero para justificar mi desalojo y no me parecía buena idea ser vista por allí. No quería hablar con nadie y mucho menos que los comentarios comenzaran a rodear a mi familia hasta asfixiarla. Estaba enfadada con mis padres, pero seguíamos compartiendo la misma sangre.
Armándome de valentía y aferrando mi bolso, di el primer paso hacia el interior de la construcción. Mirko me observó con una mezcla de preocupación y asombro; no obstante, comprendió rápidamente que no deseaba hablar con nadie. Las lágrimas que manchaban mi rostro y enrojecían mis ojos eran la prueba de ello.
Luego de haber discutido con Tyler y escuchado todas las palabras hirientes que había me había dirigido, no había podido hacer más que llorar. Comprendí rápidamente lo mal que me había portado con él y tenía razón en todo lo que había dicho, o al menos la mayoría; sin embargo, como idiota que era, lo negaba. Para mí, Murphy no era más que un muchacho con aires de grandeza y rostro atractivo porque aceptar que la que estaba mal era yo suponía realizar un proceso de introspección que no estaba lista para efectuar. Así era como había acabado en ese lugar al que me había prometido no volver, me sentía avergonzada y enojada, pero sobre todo dolida. Y la única forma que conocía para calmar ese dolor era ir corriendo como una niña a los brazos de mi hermano.
Ethan no me juzgaba, incluso cuando tenía derecho a hacerlo. Él escuchaba, me reconfortaba y me brindaba todo el cariño que en algún momento se me había negado. De no ser por él no sabría qué sería de mí. Había sido mi roca durante toda la vida cuando ese papel no le correspondía.