El chico que juraba no creer en el amor, se ha enamorado y el resultado ha sido un terrible corazón roto.
El joven escritor Tyler Murphy ha caído perdidamente enamorado por su mejor amiga Genesis, pero su historia no ha tenido un "felices para siemp...
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TYLER
Repartí besos durante todo el transcurso hacia el segundo piso bajo el grito de «beso o condón» y, en consecuencia, me quedé sin sexo. Nadie estaba dispuesto a compartir un condón conmigo ni con April y las tiendas cercanas a la residencia se habían quedado sin stock. No tenía tantas ganas como para seguir buscando, había sobrevivido por meses sin tener relaciones sexuales y podía superar una noche.
—¿No crees que es un poco absurdo este juego? —preguntó April, inclinada hacia mí.
—Un poco, pero es un juego y los juegos no siempre deben tener lógica.
Intenté acercar la botella de cerveza a mis labios; sin embargo, la colorada me lo impidió quitándomela de la mano. Llevaba unos quince minutos maquillándome para que luciera como un zombie ya que no habíamos podido llevar a cabo nuestros planes. No era fan de los disfraces porque suponían esfuerzo, pero ella se estaba encargando de todo.
—¿Realmente tienes prendas que combinen con tu look de muerto viviente?
Asentí y ella alejó la brocha de mi rostro para luego extender un espejo hacia mí. Lo recibí y observé mi aspecto, había hecho un gran trabajo.
—Está genial.
—Bueno, tantos tutoriales de YouTube han servido para algo. —Sonrió—. Ahora vete, debo prepararme también.
Reí por lo bajo, pero no discutí, me puse de pie y le di un beso en la mejilla a modo de despedida. Sacudió la mano en mi dirección mientras cerraba la puerta y luego dejé de verla.
Los pasillos se habían vaciado y la música sonaba en la planta baja lo que era un claro indicativo de que la fiesta había comenzado; no obstante, eso no significaba que Paris hubiese habilitado el ascensor por lo que tuve que subir por las escaleras hasta el sexto piso. Al menos no vivía en el octavo.
Abrí la puerta y encontré oscuridad absoluta, las cortinas estaban cerradas y todas las luces apagadas. Me fue difícil adaptarme, pero en tanto lo logré pude notar que Emma dormía tranquilamente en su cama con Rufus acurrucado en su espalda. No sabía si despertarla porque la pobre chica estaba todo el día ocupada, aunque había dicho que iría a la fiesta y la fiesta ya había empezado.