Los hermanos Reiner
La caja vacía reposaba sobre la mesa, el preciado libro ahora estaba sobre la vitrina, justo en el centro, dando a entender que sobre todos los demás libros ese era el mejor.
Naomi arqueo una ceja, cerro uno de sus ojos, hizo una especie de cuadrado con sus manos y enmarco el libro y la vitrina en su mente.
Sabía perfectamente que Nicolás estaba muy feliz.
Y eso la hacía muy feliz a ella.
Mucho.
– ¿Para comer quieres pollo o tacos? –pregunto Naomi a la nada.
–Ninguna –respondió Nicolás desde la sala.
–Oh es verdad –se corrigió – ¿Qué quieres de cenar?
–No me preguntes –contesto él.
– ¿Galletas y leche con chocolate?—dio media vuelta saliendo de la biblioteca. –Mi hermano suele cenar eso.
Ella camino hasta él, quien estaba tumbado cómodamente en el sillón de dos piezas. Se sentó justo a su lado, tomo la mano de Nicolás y la paso por encima de su hombro mientras se acurrucaba en su pecho sin decir nada más. Ahora, hacer eso se sentía mucho más natural que antes, ella, ya era una romántica empedernida de por sí.
Nicolás entrelazo su mano con ella inconscientemente, como algo tan natural que ni él lo creía. Recargo su mejilla en su coronilla. Acurrucado junto con ella se dio cuenta del silencio que los gobernaba, no era incomodo, no era como si no supieran de que hablar, simplemente no necesitan decir nada, el silencio era cómodo, agradable, perfecto.
Sin embargo algo le seguía molestando un poco, había muchas cosas que no sabía de Naomi, nuevamente pensó en esa punta del iceberg de la cual solo podía ver un poco en la superficie del mar, pero dentro se encontraba un enorme pedazo de hielo, que, sabía que si chocaba contra ella probablemente saldría lastimado.
Espera, ¿En qué rayos estaba pensando? Naomi sería incapaz de lastimar a alguien físicamente y dudaba con todo su corazón que lo hiciera emocionalmente.
La duda acerca de ella seguía en su piel, no sabía el nombre de su hermano ni cuantos años tenía, ni el nombre de su padre y si se llevaba bien con él, y por supuesto, el tabú; su madre, pero, pasara lo que pasara, eso definitivamente no era un tema que debiera tomar. No ahora, si no cuando ella se sintiera bien para contarle. Quería saberlo todo acerca de ella, y si Naomi lo deseaba él quería contarle todo acerca de él.
Sabía perfectamente que Naomi lo estaba cambiando y no negaría que le gustaba.
—Apropósito –empezó el – ¿Cuántos años tiene tu hermano?
—Cumplirá 32 este año— contesto inmediatamente.
—Espera... se llevan 11 años— había un deje de sorpresa en la voz de Nicolás.
—En realidad 10, pero no hace mucha diferencia de todos modos –dijo con tranquilidad. –Siempre he pensado que mis papas dejaron pasar mucho tiempo para que yo naciera.
Una sonrisa atravesó el rostro de Nicolás. –Eso es bueno— dijo taciturnamente llamando la atención de Naomi, quien giro su cabeza para verle a los ojos.
—¿Por qué?— pregunto expectante. El pelinegro solo le sonrió con complicidad, ella solo enarco una ceja y le devolvió la sonrisa entendiendo todo. De no ser así tal vez Naomi seria mayor que él y nunca se hubieran conocido.

ESTÁS LEYENDO
El amor todo lo puede.
RomanceEl amor de una mujer puede cambiar el mas negro y frio corazón de un hombre. Naomi Valk ha estado enamorada de Nicolás desde hace meses, fue incapaz de confesarle sus sentimientos durante todo ese tiempo. Pero todo cambia drásticamente cuando ella...