Capitulo 36

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Esas manos sobre sus hombros y cuello se sentían demasiado bien que sus ojos estaban cerrados de lo que relajado que estaba. Suspiró y sonrío al escuchar una risita de parte de Alma.

—No te duermas, aun tienes que ir al trabajo. — le dijo entre risas.

—Quiero quedarme así un poco más— confesó.

—A mí también, pero tengo que ir quedarme con Nelly.

Las manos de Alma se alejaron de Nell, y él observo de reojo como ella caminaba hacia la cocina, seguramente para tomar las botellas de agua que había puesto hace dos horas en el congelador. Su ceño se frunció y la desesperación lo envolvió los cortos segundos que Alma estuvo en la cocina, pero en cuanto ella atravesó la puerta y estuvo frente a él sosteniendo las llaves del Jeep, la expresión de su rostro se transformó a una tranquila y en paz.

—El Medico me dirá hoy si hay un donante compatible de la lista que me mostró ayer. — dijo, impasible.

Existía una hermosa tranquilidad en aquel hogar, la paz reinaba siempre y eso se transmitía hacia otras personas de inmediato, y era muy evidente que cualquiera que conviviera con aquella familia se vería afectado de manera positiva por ellos. Si, la armonía era contagiosa y cambiaba la forma de comportarse en las personas que se relacionaban a cualquiera de los tres: Samuel, Nell o Naomi.

Aunque eso nunca efecto a Noemí, ella siempre permanecía con esa personalidad impetuosa.

Sus pasos fueron a la puerta principal, salieron de ahí con suma tranquilidad. Nell presionó el botón de desbloqueo, permitiendo que Alma entrara al Jeep. Con el rabillo de su ojo observó a Naomi y Alex bajar de un taxi y su ceño no tardo en fruncirse. ¿Naomi iba en serio con ser amiga de ese idiota? Sus brazos se cruzaron sobre su pecho mientras observaba con mala cara a Alex.

Para Naomi eso no pasó desapercibido, le hizo un ademan a Nell para que se detuviera y dejara de mirarlo de esa manera. Los ojos de ambos lanzaron chispas, ya habían hablado sobre eso con anterioridad y no habían llegado a ningún punto estable.

—Ya basta— le dijo apretando suavemente con su mano los cachetes de su hermano.

—No— sentencio. —Tu rímel está corrido. — señaló con su dedo el lugar.

—Ya vuelvo... No seas grosero con Alex. — dijo, y antes de entrar a casa saludo con su mano a Alma, quien ya estaba arriba del auto.

Los ojos de Nell se pusieron en blanco, sin embargo, tenía la oportunidad de preguntarle a Alex porque Naomi había llorado. Desde el primer momento que la vio notó que ella no estaba bien y al mirar su rímel corrido, lo confirmó, solo que él se hizo el desentendido, sabía bien que Naomi le diría que todo estaba bien, pero ese idiota era un caso aparte, Alex escupiría todo como si su vida dependiera de ello.

Abrió la puerta de Jeep y le hizo un ademan, ella lo miró sorprendida y expectante, después de todo Alex estaba ahí.

—Entra y distrae a Naomi por un tiempo, te llamaré cuando termine.

—Nell... Naomi me contó lo que paso hace tiempo...

—No te preocupes, no lo golpearé, si lo hago su hermana me mata. — susurró. — Ve a distraerla, por favor.

Alma asintió, no quería dejarlos solos, porque sabía muy bien que Nell amaba mucho a su hermana y la protegía con celo.

Los penetrantes ojos de Nell miraron a Alex, quien se encogió en su lugar.

—¿Qué es lo primero que me explicaras? — dijo con una grave voz.

Alex suspiró, no quería que Naomi se enojara con él, pero tampoco quería que Nell lo odiara más de lo que ya lo hacía.

El amor todo lo puede.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora