Capítulo 7

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El clima nublado la hacía sentirse peor de lo que ya se sentía. Un cielo tan nublado que no permitía que ningún rayo del sol se asomara, por ende, el entorno era más oscuro de lo habitual. Frunció el ceño mientras chasqueaba la lengua. Pateo un bote de basura que estaba cerca de ella, después de ver como se caía, lo recogió y lo volvió a patear.

Estaba tan frustrada. Enojada. Furiosa. Y más que nada triste.

Había pasado exactamente una semana desde el incidente del beso con Marcos. De la declaración de que era bisexual. Y de ver como Nicolás ni se inmuto un poquito al ver como besaban a su novia; a ella.

Una semana. La semana más lenta de toda su vida. Desde ese martes no había vuelto a ver a Giovanni o a Marcos. Y tampoco había visto a Nicolás, ni mucho menos hablado con él.

No era para menos, todos estos días lo estuvo evitando. No cruzo los pasillos en los cuales sabía que probablemente estaba Nicolás. Cambio la ruta de camino a casa. Dejo de ir al supermercado que ambos tenían en común.

Y no. No era demasiado. Darte cuenta que tu novio probablemente fuese gay o bisexual era para pedir que te lanzaran a un mar lleno de tiburones y te comieran. Eso. Eso parecía menos doloroso.

Recogió nuevamente el bote y toda la basura que derramo.

—¡Valla! Fue un espectáculo bastante tierno— escucho a alguien hablar a sus espaldas.

No hacía falta girar el rostro para saber de quien se trataba.

—Cállate y sigue caminando— le corto ella.

Él se ladeo de un lado a otro.

—¿Te paso algo, Valk? Y no puedes decirme que nada. — su dulce voz retumbo en los oídos de Naomi.

—No quiero decirte, Alex. Y tampoco quiero hablar de lo que tú quieres hablar. — dicho esto camino en dirección contraria a él.

—Está bien. Pero, yo enserio tengo que hablar contigo. —agrego el— No quiero que las cosas se queden así.

No esperaba que Alex se apareciera y que con esto su día y su cabeza se nublaran aún más. Miro sobre su hombro. Él se despedía energéticamente, agitando su mano de un lado a otro. Como él siempre lo hacía.

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Nicolás estaba sentado en las escaleras de la universidad observando el cielo desde la ventana.

Sentía la tranquilidad llenar todo su cuerpo, el clima era perfecto para leer un libro. Y aunque intento leer, no pudo concentrarse. A pesar de estar tan tranquilo había una extraña sensación que lo inquietaba y lo peor es que no sabía que era.

Escucho pasos retumbar con cierta diversión oculta por la escalera de abajo.

Frente a él apareció un chico de cabello negro y ojos cafés, una altura comparable a la suya, pero con el cuerpo un poco más ancho. La idiota sonrisa que pasaba por sus labios le irrito.

El muchacho con su actitud tan alegre le sonrió a Nicolás y subió por las escaleras pasando a su lado mientras que Nicolás exhalo un bufido seco y silencioso. O eso creyó. El muchacho se detuvo al escuchar el suspiro, y bajo las escaleras sentándose al lado del pelinegro.

—¿Qué pasa, amigo? — le dijo el muchacho con una sonrisa en su rostro.

La mirada de Nicolás se posó en el muchacho, frunció el ceño y le lanzo la más furibunda mirada que podía hacer, sin embargo, el joven a su lado ni se inmuto.

El amor todo lo puede.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora