Capítulo XII

1.4K 280 28
                                    


Amaneció nuevamente, la noche anterior, luego de que el príncipe me ayudara a entrar, fui hasta la habitación donde nos habían preparado y tomé un baño para retirar toda el agua salada de mi cuerpo. Hayden ya estaba dormida sobre la cama, la pobre estaba exhausta de seguro. Yo me tumbé a su lado y al instante quedé dormida también, había sido un día de locos y debo admitir que mi cuerpo también necesitaba su merecido descanso.

Ahora estaba de camino para hablar con el rey. Hayden y yo íbamos juntas por los pasillos cuando divisamos a unos metros a nuestro hermano, con la princesa del día anterior.

—¿Kian, está hablando con una chica?— me preguntó Hayden sorprendida (Kian era algo tímido para esas cosas, por eso nuestra sorpresa)

—Pues parece que sí— asentí aún sin créeme del todo la situación.

Debía admitir que esas chicas eran sumamente hermosas y esta en especial, tenía un toque diferente. Aunque algo sí que llamó mi atención, la ropa que traía no era un vestido como el día anterior, llevaba solo un brasier de color lila con muchas perlas de colores, dejando al descubierto sus hombros y abdomen, sin contar con que se veía el nacimiento de su busto; aparte llevaba especie de túnica del mismo color, amarrada a un lado de su cadera, dejando ver la mitad de sus piernas. Eso era un escándalo para cualquiera que viviera en tierra, casi andaba desnuda, pero supuse que para ella era normal. Las cosas en el mar eran diferentes sin duda.

—¿Interrumpimos algo?— dije en cuanto estuvimos frente a ellos y noté como a Kian se le caía la cara de vergüenza. Lo habíamos atrapado en algo, eso era seguro.

—Para nada— respondió la princesa con una dulce sonrisa—, estaba contándole algunas cosas al príncipe Kian sobre nuestro reino.

—Ya veo— miré a mi hermano con una sonrisa pícara—, debemos ir ante el rey, príncipe Kian— le dije con mucha malicia, quería molestarlo un poco.

—Yo puedo llevarlos— se ofreció la princesa, salvando a mi hermano de mi maldad, la chica era un amor por lo visto.

—Pues sería de mucha ayuda— ella sonrió con mi respuesta y se dio vuelta para comenzar a caminar de lo más normal, parecía super inocente con esa actitud, como si no llevara una ropa que haría caer en pecado a cualquier hombre. Más porque ella era todo un monumento, incluso si su cabello blanco era distinto de lo normal.

—¿Dónde están Anagashi y Ulises?— pregunté a mi hermano mientras caminábamos.

—Anagashi necesitaba alimentarse, ya sabes, y Ulises fue a acompañarle.

—Ya veo, incluso aquí sigue siendo un vampiro chupasangre— dije rodando los ojos.

Caminamos hasta llegar al frente del salón del día anterior. Cuando las puertas se abrieron, detrás estaban Tritón y su esposa, aparte de la señora pelirroja y su hija.

—Buen día, majestad— le saludé haciendo una reverencia.

—Buen día, princesa, espero que hayáis tenido una buena noche.

—Así ha sido, majestad. Tengo la esperanza de que ahora sí podamos hablar sobre lo que vinimos a hacer aquí en Atlantis.

—Princesa...

—Majestad, disculpe mi insistencia, pero estoy contra tiempo y no puedo quedarme más— le interrumpí algo molesta.

—Princesa, ser paciente es una virtud, no veo por qué el apuro de hablar sobre ese tema ahora.

—Majestad, seamos claros ¿Por qué lleva dándome largas desde que llegamos? Creo que está tratando de evitar el tema.

—No estoy evitando nada, solo trato de ser hospitalario.

Arden (Dark Angel II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora