Thristan volvió con su padre para intentar razonar con él, yo fui hasta donde los chicos que me esperaban más adelante. Cuando llegué no pude encontrar a Kian entre ellos, así que fui a buscarle ya que no era momento para andar merodeando por ahí.
Le hallé en uno de los pasillos que daban al mar agachado junto a Angeline que tenía la mitad de su cuerpo dentro del agua, con sus brazos apoyados sobre el suelo y con su forma de sirena, más que evidente por las hermosas escamas de tono platinado que recorrían la piel de sus brazos. También tenía marcas, pero eran negras y bajaban desde el costado de su cuello hasta colarse entre sus pechos dándole un toque bastante más sensual de lo que ya de por sí era la chica. Había que admitirlo, las sirenas eran preciosas, aún no entendía qué había visto Thristan en mí teniendo de seguro a todo un reino para escoger. Porque vamos ¿Quién no querría estar con él príncipe heredero? Y más si estaba tan bien esculpido como mi príncipe.
Negué con la cabeza espantando esos pensamientos, lo mejor era no ponerme a pensar en la cantidad de sirenas que querrían enterrar sus garras sobre la preciosa carne de mi príncipe de las profundidades, no por mi bien, sino por el de ellas, porque de seguro que haría sushi con unas cuantas.
Me hice invisible para que no me vieran y dejarles hablar libremente.
—¿Entonces no volverás?— preguntó la chica y parecía triste.
—Tu padre dijo que ya no somos bienvenidos aquí, Angie— respondió mi hermano acariciando su cabello mojado, haciendo que ella se regodeara en su caricia con los ojos cerrados, como disfrutándola.
—Eso no es justo— masculló mirando hacia abajo.
—Lo sé y te voy a extrañar demasiado, ni siquiera he podido pasar todo el tiempo que quiero contigo, decirte todo lo que quiero.
—Yo también te voy a extrañar, aunque ya lo he hecho todo este tiempo— dijo sonriendo tristemente— ¿No podré ir a verte en tierra?
—Lo más probable es que no, Angie, si tu padre se enterara no sería bueno.
Ella asintió— Kian... Yo...— le miró con algo de preocupación en sus ojos—. Yo...
—Lo sé, y yo también— respondió antes de que hablara y la princesa se salió un poco más del agua hasta alcanzar los labios de mi hermano con los suyos. Yo desvié la vista apenada, se supone que no debería estar viendo esa escena pero bueno, ventajas de hacerse invisible.
Volví a mirarles de soslayo y noté que el beso aún no acababa, al contrario mi hermano ahora parecía que no pararía de besarla nunca. Al parecer yo y mi gemelo teníamos gustos parecidos ¿Cómo rayos habíamos terminado enamorados de dos hermanos? Terrible.
Carraspeé haciéndome presente y mi hermano se separó de ella al instante, poniéndose en pie y mirándome mal.
—¿Arden, no te han dicho que espiar es de mala educación?
—Patear a las personas mientras duermen también lo es, así que no te quejes— respondí y él solo rodó los ojos con molestia, Kian jamás me diría nada, sabía que no le importaba que yo supiera de sus cosas, así como a mí tampoco me importaba que supiera de las mías. Habíamos crecido juntos después de todo, siempre habíamos sido el y yo, Hayden también, pero ella llegó mucho después.
—Princesa, siento mucho la actitud de mi padre, sé que jamás haría algo para dañar a mi hermano— me dijo Angeline.
—No les interrumpí por ese tema, tranquila, no tiene que preocuparse— suspiré pesadamente y miré a mi hermano—. Sé que no han podido convivir lo suficiente y ha sido mi culpa, pero arreglaré está situación, lo prometo.
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Arden (Dark Angel II)
Fantasy¿Qué pensarías si hubieses vivido más de un siglo sin poder amar? ¿Sin sentir en absoluto ese sentimiento por nadie? Arden ha vivido así durante más de un siglo, está condenada a vivir sin poder amar a nadie, ni familia, ni amigos y mucho menos cua...