Las suaves sábanas se escurrían entre mis dedos y podía sentir el delicioso olor a limpio de ellas entrando por mi nariz. Había olvidado lo placentera que podía llegar a ser esa sensación, la de despertar en mi cama y no en cualquier lado, tirada sobre cualquiera raíz en una posición extraña.
Los rayos de sol que se colaban por la ventana fueron los que me hicieron despertar, estaba en mi habitación y no recordaba cómo había llegado allí. A mi lado se encontraba mamá acariciando mi cabello tiernamente. Sonreí al verla.
—Buen día, mi bebé— dijo dulcemente.
—Sabes que eso suena raro, mamá, parecemos casi de la misma edad— bromeé sonriendo e incorporándome sobre la cama.
—Sigo siendo tu madre, Arden, aunque sea joven y hermosa— dijo siguiéndome la broma y yo reí.
—¿Cuánto he dormido?— pregunté frotándome los ojos.
—Pues desde que llegamos aquí, solo un día, pero llevas tres en total.
—¿Tres?
Ella asintió— Ese vampiro desgraciado te hizo muchísimo daño— dijo algo molesta.
—Ya todo está bien, mamá.
—Lo sé, Arden, pero en serio estuve preocupada— me tomó la mano.
—Ya no debes hacerlo más.
—Sí, por cierto, te traje de comer— dijo levantándose de la cama y trayéndome una bandeja llena de comida—. Supe que no habías comido nada.
—Gracias, mamá— le di una cálida sonrisa y comencé a comer. Me acabé todo, no solía comer mucho pero tenía demasiada hambre, y dejé la bandeja porque no la podía comer, creo que me habría comido un dragón (Bueno, tampoco así, pero es para que entiendan la idea de lo hambrienta que estaba)
—Arden, ya que despertaste, sería bueno que bajaras para hablar con tu padre, así nos cuentan qué han hecho durante estos últimos meses— escuché decir a mamá y le miré.
—Por supuesto— asentí poniendo la bandeja a un lado y levantándome de la cama.
—Te traje un vestido nuevo, creo que te lo mereces después de todo— comentó sonriendo y yo negué con la cabeza.
—Tú como siempre, pero te lo agradezco.
Ella me dio un beso en la mejilla y luego abandonó la habitación.
Era raro estar de vuelta luego de tanto tiempo fuera, aunque, a decir verdad, no había sido tanto, pero de igual manera me parecía mucho. Me paré frente al espejo luego de haber tomado un baño y con el vestido que mamá me había traído. Era hermoso, diría yo que demasiado hermoso para ser un simple día. No le di cabeza a ello porque mi madre solía ser así, y me arreglé el cabello, eso sí que lo extrañaba y hasta me maquillé un poco. Parecía persona, no creí que extrañaría la limpieza del palacio.
Cuando acabé con eso hice lo de siempre, me paré en la ventana y abrí mis alas, sonreí al verlas sanas y brillantemente blancas. Aquellos días de pesadillas habían terminado. Y así me dejé caer y comencé a volar alrededor como hace tanto no lo hacía, me sentía inmensamente feliz y libre.
Entré al salón del trono por la ventana. Papá me miró horrible (odiaba que hiciera eso) pero yo sonreí pícaramente y cuando miré al frente noté que estaban todos ahí.
—Buen día, princesa— dijo mi padre haciendo énfasis en "princesa" (no le gustó mi entrada, lo noté)
—Buen día, majestad— respondí haciendo una ligera reverencia con algo de drama.
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Arden (Dark Angel II)
Fantasy¿Qué pensarías si hubieses vivido más de un siglo sin poder amar? ¿Sin sentir en absoluto ese sentimiento por nadie? Arden ha vivido así durante más de un siglo, está condenada a vivir sin poder amar a nadie, ni familia, ni amigos y mucho menos cua...