Capítulo XXXV

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Hacía un rato que habíamos subido a la torre, ya todo estaba listo y estábamos preparándonos para dormir. Mis hermanos habían salido para traer unos bocadillos de noche y para que pudiéramos hablar a solas Thristan y yo, aunque en realidad no había mucho que decir.

—Te duelen mucho, ¿verdad?— le pregunté en cuanto terminé de colocarle los grilletes.

—Estaré bien, no te preocupes— respondió sonriendo para tranquilizarme.

—Thris, no tengo por qué encadenarte, puedes quedarte sin ellas, sé que no podrás hacernos daño.

—No, Arden, lo mejor es que sea así.

Bajé la vista con dolor— Esto en serio me pone mal, no quisiera que estuvieses así.

Él no dijo nada y solo me abrazó para que no estuviera triste, pero era imposible no estarlo cuando tenía que tenerle atado como un animal y precisamente por mi causa.

—No quiero tenerte encadenado, Thris, tampoco quiero que te traten como a un monstruo— le dije entre sus brazos y en serio sentía que las lágrimas querían salirse de mis ojos.

—Todo estará bien, ya verás— se separó de mí para verme a los ojos—. No te preocupes por nada, así me harás feliz, ¿está bien?— asentí pero lo que me pedía era imposible, le quería demasiado para no preocuparme...


—Ya volvimos, tortolitos— escuché mi hermano entrando por la puerta de la habitación. Había pasado un rato ya, Thristan estaba sentado sobre la cama y yo me encontraba en la ventana mirando hacia afuera— ¿Y esas caras?

—Kian, no seas insensible, esto no lo estamos haciendo por diversión— le reprendió Hayden entrando detrás de él.

—Lo siento, solo trataba de aligerar el ambiente.

—No te preocupes, Kian, todo está bien— le tranquilicé bajando de la ventana y yendo hasta ellos.

—¿Qué planeas hacer mañana, Arden?— me preguntó mi hermana.

—Aún no lo sé, pero creo que tendremos que ir a Atlantis, Thristan debe estar allá.

—Pues entonces vamos a dormir, que ya es media noche. Aunque después de ver tantos cadáveres descuartizados, no sé si pueda— comentó mi hermano con un deje divertido y yo sonreí ligeramente.

Solo a él se le ocurría hacer una broma de eso.

—Ahora que lo mencionas, qué dijo papá sobre el tema.

—Bueno, mandó a algunos hombres junto con el tío Uriel para que quemaran el pueblo. Son demasiados cadáveres para enterrar.

—Entiendo, será lo mejor después de todo— miré a Thristan, él ni siquiera parecía estar oyendo lo que decíamos. Sé que trataba de aparentar que estaba bien, pero yo sabía que no era así—. Vamos a dormir de una vez.

—Bien, señorita, usted se duerme con Hayden y yo con Thristan— dijo mi hermano haciéndose el serio.

—¿De veras?— pregunté arqueando una ceja—. A ver ¿Qué harás si a mitad de noche te das cuenta de que Thristan quiere matarte? Recuerda que tú si puedes morir. Además, las camas están pegadas, es como si todos fuésemos a dormir en la misma.

—Me las arreglaré, Arden.

—Kian, no creo que quieras iniciar una discusión sobre esto— dije entrecerrando los ojos y él solamente bufó.

—Está bien, tú ganas, pero yo dormiré del otro lado de ti, para vigilarte— asintió haciendo la seña de que me veía con sus dedos apuntando a sus ojos.

Arden (Dark Angel II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora