Capítulo XXV

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Pasó una semana más desde aquella noche, Thristan y yo evitamos el tema de lo que había sucedido. En realidad, lo de evitarlo era mi culpa, no estaba nada segura de lo que había sentido esa noche y no quería arriesgarme con pensamientos imposibles. Hayden comenzó a acercarse a él luego de ese día, parece que iba en serio con lo de que le interesaba y no lo había dicho solo para molestarme, aunque sí que lograba ponerme de mal humor ese hecho.

Yo estaba parada junto a Allaric en el timón, según Bres llegaríamos a nuestro destino en unas horas y quería estar al tanto de todo.

—¿Estás bien, Arden?— me preguntó sacándome de mis pensamientos.

—Eso creo, solo estoy algo ansiosa, quisiera llegar cuanto antes a Angarth— respondí y entonces vi como Hayden y Thristan hablaban cariñosamente en la proa del barco.

—¿Segura que es sólo eso?— volvió a preguntar Allaric al ver como les miraba y pintó una sonrisa maliciosa.

—Eh, Ric, deja tus imaginaciones a un lado— le advertí negando con la cabeza mientras pintaba una sonrisita divertida, sí que tenía imaginación.

—Soy un viejo vampiro, aunque me vea tan guapo y joven— reí cuando dijo eso— y sé que sientes algo por el chico pez.

—¿Chico pez?— reí—. No siento algo por Thristan, no puedo sentir nada como eso.

—Pues tu mirada me está diciendo todo lo contrario— dijo en tono juguetón con una sonrisa burlona.

—Ya deja el tema, Allaric— le advertí con seriedad—, es un terreno para el cual no tengo humor ahora.

—Bien, cambiemos de tema entonces. Tengo mucha hambre, Arden.

—Ya bebiste esta mañana, Allaric— me quejé dándole una mala mirada, bebía mi sangre demasiado seguido para mi gusto.

—Lo sé, ¿pero no quieres ver a alguien celoso?— me guiñó un ojo y señaló con la cabeza a Thristan. Yo le miré por un momento, él estaba hablando con Hayden muy sonriente recostado del barandal de frente a nosotros, y debía admitir que no me hacía gracia.

—¿Te quieres aprovechar de la situación para tu propio beneficio, verdad?— le pregunté arqueando una ceja.

—Digamos que los dos salimos ganando— se encogió de hombros y sonrió con su típica sonrisa saductora.

Me crucé de brazos— ¿Qué voy a ganar yo si me va a doler un mundo?

—¿No quieres ver como su atención pasa en su totalidad a nosotros dos?— preguntó recortando la distancia entre nosotros y yo arqueé una ceja como respuesta.

—Eres muy macabro, Allaric, pero creo que me gusta la idea— sonreí maliciosamente y le extendí la muñeca.

Él negó con la cabeza— En la muñeca no, Arden, así no funcionará— dijo halándome hacia él y colocándome contra el timón.

—No te pases, Allaric, porque me está pareciendo que te gusta demasiado la idea— le advertí porque ya le conocía bien, esa fama de mujeriego y conquistador no se la había ganado por gusto.

—Tranquila— me apartó el cabello del cuello. Yo rodé los ojos bastante divertida con la situación.

—Ric, sí sabes que esto no me da nada, ¿verdad?

—No es a ti a quien quiero provocar, querida— respondió sonriendo y acercó sus labios a mi cuello.

—No te pases, Allaric— le volví a advertir y le sentí sonreír.

—Ah, le quitas la diversión a todo, Arden— se quejó aún con sus labios rozando mi cuello y yo reí un poco.

—Te conozco, vampiro loco, no quiero líos contigo.

Arden (Dark Angel II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora