6: Tentaciones

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Al siguiente día, el barco había llegado hacia una isla. A diferencia de la otra esta parecía más segura, tenía muchas rocas y parecía un completo desierto, humo salía al pisar el suelo. Todos desembarcaron y se dividieron en grupos para buscar comida y agua ya que era escasa. Eustace se separó de los otros.

-Miren, creo que no fuimos los primeros en llegar.- comentó Susan caminando alrededor de lo que parecía ser la entrada a una cueva subterránea.

-¿Los lores?- preguntó Edmund.

-Puede ser.- arrojó una piedra y esta cayó a medida que rebotaba con otras más grandes. Se fue perdiendo en la obscuridad.

-¿Qué crees que haya ahí abajo?- murmuró Caspian asomándose al igual que los otros.

-Vamos a averiguarlo.- dijo Edmund tomando una cuerda que era sostenida por Caspian y bajando a la cueva. Le sorprendió ver que no era diferente al exterior, había muchas piedras en punta, un hueco en la parte de arriba permitía entrar a la luz, también había un pequeño estanque entre las rocas, formando un círculo.

El resto bajó. Edmund se tomó un momento para explorar la cueva y observar el estanque. Había un hombre ahí, no flotaba, no se movía, parecía una especie de estatua hundida en el agua.

-¿Qué es eso?- preguntó Idalia acercándose con intriga.

-No sé. Parece una especie de estatua de oro. - respondió Edmund arrancando de una roca una rama vieja. La introdujo dentro del agua por unos segundos, después la sacó y vio que ésta se convertía en oro. La soltó dando un grito.

-Debió de haberse caído.- musitó Idalia inclinándose, observando con interés la estatua del hombre.

-Pobre hombre.- dijo Lucy

-Será "pobre lord"- corrigió Edmund. El escudo del lord yacía a su lado, igual convertido en oro.

-El escudo de lord Restimar.

-¡Y su espada!

-La necesitaremos.- dijo Caspian. Edmund sacó su espada y con cuidado la sumergió entre el agua y con la punta tomó la otra espada así sacándola. Sorprendentemente ninguna de las dos se convirtió en oro.

-No se han convertido en oro.- señaló Susan.

-Porque las dos son mágicas.- respondió Idalia cruzándose de brazos.

-No supo que le pegó.

-Quizá. O tal vez había descubierto algo.- dijo Edmund asentando su espada y tomando una caracola del suelo, la sumergió dentro del estanque y ésta poco a poco se fue convirtiendo en oro. El joven se le quedó mirando fascinado.

-¿Qué miras?- preguntó Lucy.

-El que tuviera acceso a esta laguna... podría volverse la persona más poderosa del mundo.- dijo Edmund cambiando el tono de su voz. Idalia se asustó. Ese no era Edmund, no era el chico tierno y dulce de quien se había enamorado, definitivamente no era él.-Lucy, seríamos muy ricos. Nadie nos diría que hacer ni con quien vivir.

Lucy se quedó indignada, la idea parecía tentadora, pero de ninguna manera se atrevería a tomar algo que no fuera de ella, mucho menos si era alguna clase de maldición.

-No puedes sacar nada de Narnia, Edmund.- señaló Caspian frunciendo el entrecejo.

-¿Quién dice eso?- dijo el chico con la mirada clavada en la caracola de oro.

-Yo lo digo.

Bastó con esas palabras para que la ira de Edmund se le subiera al cerebro. Tomó la espada con fuerza y seguía sosteniendo la caracola.

el principe caspian y la princesa idalia ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora