10: Adiós Narnia.

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Capítulo Final.

Edmund, Caspian, Eustace, Susan, Idalia, Reepecheep y Lucy decidieron tomar un bote e ir hacia la tierra de Aslan. En el mar había muchas flores hermosas, todas blancas, cubrían gran parte del mar. Edmund y Caspian remaban, parecían preocupados y a la vez felices.

-¿Qué sentiste cuando Aslan te volvió un niño de nuevo?- le preguntó Edmund a su primo.

-Por más que trataba, no podía cambiarme yo solo. Entonces se me acercó. Me dolió, pero fue un dolor bueno, como cuando te quitas una espina del pie.- explicó. - Ser un dragón no era tan malo. Creo que me comporté mejor como dragón que como niño. Perdón por ser tan odioso.

-No te preocupes Eustace. Fuiste un dragón muy bueno. - le dijo Edmund. Eustace había cambiado para bien, era ahora un niño muy valiente y respetuoso, todo lo contrario de cómo era antes. Ya no era odioso era ahora muy amable, ser un dragón le había dado una gran lección: Ayudar. Hacer algo por los demás, también aprendió a pelear, a ser valiente y no tener miedo, lo más importante fue que aprendió el valor de la amistad. Éste era sin duda un nuevo y mejorado Eustace Clarence Scrubb.

-Amigos míos, hemos llegado.- anunció Reepecheep. Todos voltearon y observaron ya más de cerca la tierra de Aslan. Esperaron hasta que el barco tocara la arena y bajaron. Cada vez que pisaban dejaban huellas en la arena, siguieron caminando hasta que Eustace notó una sombra que no pertenecía a un humano o a un ratón.

-Aslan.- dijo. Voltearon inmediatamente.

-Bienvenidos, niños. Se han comportado muy bien.- dijo con su voz de autoridad. - Muy, muy bien. Han llegado muy lejos y ahora su viaje se ha terminado.

-¿Es este tu país?- preguntó Lucy.

-No, mi país yace más allá.- respondió el. Había unas grandes olas azules que tapaban el gran país de Aslan, parecía que iban a caer, sin embargo eso nunca ocurría.

-¿Nuestro padre está en tu país?- preguntó Caspian mirando de reojo a Idalia.

-Solo lo pueden averiguar por su cuenta, hijos míos. Pero deben saber que si continúan... no pueden volver.

Caspian avanzó hacia la inmensa ola. Idalia no lo siguió. Él metió su mano entre el agua azul, la dejó ahí unos momentos para después sacarla.

-¿No vas a ir?- preguntó Idalia.

-Papá no estaría muy orgulloso si dejara aquello por lo que murió.-respondió.- Pasé mucho tiempo deseando lo que perdí y no lo que me fue otorgado: Un reino, pueblo, una maravillosa esposa.- miró a Susan y ésta se sonrojó.- A ti. - se dirigió hacia Aslan diciéndole: Prometo ser un mejor rey.

-Ya lo eres, al igual que tu hermana. Niños.

-Creo que quizá es hora de irnos a casa, Lu.- dijo Edmund. Idalia suspiró, se acercaba la decisión final.

-Creí que te encantaba estar aquí.

-Sí, me encanta. Pero me encanta nuestro hogar y nuestra familia.- instó con una mirada triste. - Ellos nos necesitan.

-Ejem.- interrumpió Reepecheep. - Su eminencia. Desde que tengo memoria, he soñado con ver su país. He tenido muchas aventuras en este mundo, pero nada ha disminuido esa añoranza. Yo sé que no soy digno, pero con su permiso, dejaría mi espada por la dicha de ver su país con mis propios ojos.

-Mi país fue hecho para corazones nobles, como el tuyo, por más pequeños que sean sus portadores. - habló Aslan.

-Su majestad.- se inclinó

-Nadie se lo merece más.- inquirió Caspian.

-Es la verdad.- dijo Edmund inclinándose como despedida. El ratón hizo lo mismo.

el principe caspian y la princesa idalia ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora