Capítulo 18

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Percy no se había alejado del mar, pasaba la noche allí hasta que se dormía del cansancio, algunos semidioses le dejaban comida, Percy se la comía solo cuando sentía que no podía más.

La flota de 50 yates ahora solo contaba con 10, había logrado hundir a la mayoría a pesar de lo lejos que se encontraban.

No por nada era el príncipe del mar.

Entro al mar, los demás semidioses se encargaría de proteger Nueva Roma de los muertos vivientes, mientras que él buscaba al emperador.

Grades olas se formaron a su alrededor, con una mirada llena de odio y una sonrisa cruel hundió al resto de los yates, dejando solamente uno.

Cualquiera que viera aquella escena tendría miedo, Percy Jackson era uno de los semidioses más poderosos.

El emperador no era la excepción.

Al mar no le gusta que lo contengan, eso es lo que su padre había dicho una vez y tenía razón.

Una gran ola se elevó hundiendo al último yate, Percy se sumergió buscando al emperador, no le interesaba el otro y controlado el mar lo hundió cada vez más profundo.

Encontró a Calígula.

Lo sacó del mar.

El emperador tosía escupiendo el agua que había entrado en sus pulmones.

Percy salió del mar con el cuerpo cubierto de agua, con una mirada siniestra, con pasos lentos y seguros se acerco hasta el emperador.

—Los emperadores son crueles, al menos eso es lo que Apolo me contó —dijo con una voz cargada de desprecio y odio.

Una sonrisa cruel se dibujo en su rostro.

—Pero yo puedo ser mucho más cruel.

Había recordado la forma en que había torturado a la diosa en el tártaro, había recordado lo mucho que disfruto hacer aquello.

¿Un emperador podría soportar algo así?

Tal vez no.

Una ola empapo por completo al emperador, causando que más agua entrará a su cuerpo, repitió aquella acción varias veces más.

Al emperador le costaba respirar, justo lo que Percy quería.

Controlo el agua en los pulmones del emperador, estaba disfrutando ver como el emperador se retorcía de dolor ante cualquier pequeño movimiento que él hacía.

La sangre comenzó a brotar.

El emperador dejo de moverse.

Había muerto.

Y Percy no sintió remordimiento.

Percy había disfrutado y le había dado una muerte dolorosamente lente.

Varios semidioses habían visto aquella escena, no podían creer lo que el hijo de Poseídon había hecho.

Percy Jackson se había vuelto loco.

Percy Jackson Into the madness [Jercy] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora