Capítulo 16

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Blackjack lo convenció de comer algo y descansar un poco, el pegaso estaba siendo más racional que él y no pudo discutirlo.

Tal vez solo se estaba alterando por nada y Jason estaba en el campamento Júpiter.

Durmió bajo un árbol junto a Blackjack.

Tuvo pesadillas.

Una escena había aparecido en sus sueños, Jason siendo atravesado por una lanza.

Grito del dolor.

Despertó llorando desesperadamente, quería negarse a creer lo que había visto, solo era un sueño, un muy mal sueño, pero siendo un semidiós sabia que perfectamente que los sueños eran más que eso.

Blackjack estaba listo para llevar al príncipe del mar a dónde el le pidiera.

Percy se negó a llorar.

Las escena se repetía en su mente una y otra vez, causando que algo dentro de él se rompiera cada vez más.

Llegó al campamento Júpiter.

Una triste melodía resonaba desde el ukelele de Apolo, pero eso no fue lo que lo dejo helado, si no las palabras que el ex dios estaba cantando.

Nadie había notado su presencia.

Se acerco a la multitud y lo vio.

Un ataúd.

Hazel llorando mientras abrazaba aquella caja.

NO, NO, NO, NO, NO.

NO PODÍA SER CIERTO, NO LO ERA, SE NEGABA A CREERLO.

Todos notaron la presencia de Percy cuando el pequeño Tiber comenzó a volverse loco.

Hazel se alejo de la caja.

Percy se acerco hasta ella, temblando.

Lo abrió.

Su mundo se desmoronó.

El cuerpo de su amado estaba allí, sin vida y pálido, las lágrimas brotaron de sus ojos sin poder contenerlas, ya había aguantado mucho.

Lo abrazo con fuerza.

Gritando del dolor y causando que el pequeño Tiber se descontrolara, que los tubos de agua explotarán y asustando a más de uno.

Percy grito y lloro de dolor, había perdido a la única que persona que lo había sacado de su oscuridad, no sabía que hacer.

—Es mi culpa... —sollozo, sin querer soltarlo—. Yo debí estar allí, yo debí evitar que esto pasara, debí ser yo el que esté en tu lugar —lloro con desesperación.

Todos miraban la escena sin saber que hacer ¿que podían hacer para calmar al hijo de Poseídon?

Apolo intento acercarse.

—Percy, yo...

El príncipe del mar lo miro con un odio irracional.

Había sido su culpa.

—Es tu culpa —las lágrimas caían una tras otra, sus ojos estaban vacíos—. ¡SI TU NO HUBIERAS LLEGADO, SI TU LO HUBIERAS DEJADO EN PAZ EN LUGAR DE BUSCARLO, ÉL SEGUIRÍA CON VIDA! ¡EL SEGUIRÍA A MI LADO!

El mar se estaba volviendo loco.

Nadie sabía que hacer.

El único que pudo reaccionar fue Blackjack, quien no dudo ni un segundo en golpearlo y dejarlo noqueado.

Percy se había vuelto loco.

Percy Jackson Into the madness [Jercy] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora