Capítulo 4

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El tiempo iba avanzando, Percy y Jason siempre estaban juntos, los campistas sabían lo apegados que ambos chicos se habían vuelto durante ese tiempo y también se dieron cuenta de que su líder estaba volviendo a ser el mismo.

Los ojos del príncipe del mar estaban recuperando aquel brillo que lo caracterizaba.

Todo había sido ayuda de Jason, quien no lo había dejado en ningún momento, quien estaba a su lado para animarlo y hacerlo sonreír.

—No quiero salir de la cama —se quejo Percy aferrándose a las sabanas.

—Ya son las doce del día, arriba, hora de ir a comer —siguió sacando al chico de la cama.

Percy se negaba a salir, no quería salir de allí, estaba muy cómodo.

Jason se rindió, al menos eso es lo que Percy pensó, Jason lo cargo como un hostal de papas con todo y sabanas, sacándolo de la cabaña bajo la mirada de varios campistas.

—¡Jason, bajame! —el hijo de Poseídon pataleo intentando bajarse, pero no pudo, el rubio era bastante fuerte.

—Te bajaré cuando estemos en el pabellón —Jason se dirigió a dicho lugar.

Varios campistas veían la escena con diversión y ternura, era lindo ver como esos dos chicos estaban juntos, como poco a poco la relación de ambos chicos iba creciendo.

Una comida tranquila eso es lo que había sido, con una ofrenda a sus respectivos padres.

Jason le hablo a Percy sobre sus planes con los altares para los dioses, el hijo de Poseídon escuchaba atentamente, dándole alguna que otra idea para poder situarlas donde debían estar.

Jason había hecho aquella promesa y el definitivamente la iba a cumplir, Percy no podía evitar sonreír al ver como el chico se esperaba por cumplir aquello.

El príncipe del mar no estaba seguro de lo que sentía, pero cada vez que miraba aquellos ojos azules una manada de taurofilios se desatada en su vientre, causándole unas ganas de vomitar inmensas.

Había sentido aquello antes.

Era lo mismo que sentía cuando estaba con Annabeth, la única diferencia era que estas eran más fuertes.

Después de la comida, Percy se cambió la pijama para luego ir a la playa con Jason.

Ambos se encontraban recostados en la arena, mirando el cielo azul, buscándole formas a las nubes. Mientras que Percy hacia comentarios graciosos y sin sentido.

—Jason, vamos a nadar —Percy se sentó, mirando al chico a los ojos.

—No, mejor vamos a volar —Jason miro al chico con ojos de perrito.

—No, definitivamente no —negó frenéticamente.

Después de aquello ambos chicos se miraron a los ojos, habían empezado una pelea de miradas, uno de los dos debía de ganar aquella pequeña disputa.

Verde y azul chocaban.

Sin que ambos chicos se den cuenta la distancia que los separaba se iba acortando, a tal grado de estar muy cerca el uno del otro.

Percy no era capaz de apartar la mirada de aquello ojos azules y Jason tampoco.

Ambos chicos sabían lo que iba a pasar.

Percy rompió la distancia.

Ambos labios se unieron en un dulce beso, un beso que Jason no dudo ni un segundo en seguir. Un beso en el que ambos demostraban todo lo que habían estado sintiendo durante todo ese tiempo.

Los dos chicos se habían enamorado.

Percy Jackson Into the madness [Jercy] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora