...Hola... XD
-Oh pero miren a quién nos encontramos en esta bella noche...Si no es más que el segundo Jade.- una voz irónica se oyó detrás de él. Wen Chao.
El cuerpo de Lan Zhan se puso rígido, notó cómo éste salía lentamente de su escondite. Todavía no había recuperado por completo su energía espiritual, provocando sorprenderlo pues no fue solo él. Una docena de sombras lo rodearon.
-Y pensar que los rumores de usted siendo un cultivador muy prometedor son totalmente infundados...jajaja.
-Pues no te imaginas los rumores que la gente habla sobre ti- aquella voz salió repentinamente, una ceñuda Wen Qing salía espada en mano y un Wen Ning nervioso siguiéndola.
-Solo son miembros de una rama secundaria de la secta Wen, además de eso traidores. No creas que padre no sabe de su pequeña huída, en cuanto acabe con las demás sectas, ustedes serán los primeros en morir como ejemplo ante los demás.
Una mirada repugnante fue dirigida a aquellos hermanos, los odiaba, siempre lo hizo, en su mente fueron ellos los que lo alejaron de Wei Wuxian. Eran tan culpables como el segundo jade.
-Nunca los encontrarás, eso es seguro.- dijo con confianza colocándose detrás del joven Lan para luego transmitir un poco de su propia energía. Wei Wuxian los había ayudado a encontrar un lugar seguro mientras duraba la guerra, ellos nunca los encontrarían.
-...¡¡Matenlos, ahora!!- aquel tono altivo fue el que lo llenó de enojo, dejando a Wen Chao dar aquella orden.
Los hombres atacaron. Lan Wanji esquivó en aquel momento el ataque dirigido hacia él, Wen Qing y Wen Ning se pusieron a ambos lados del joven mientras se defendían de los ataques y lo defendían a él dándole tiempo a recuperarse,
Lan Wanji después de recibir aquella reserva de energía, sintió un toque de familiaridad, algo que era parte de él estaba en aquel lugar, no lo había notado porque sus niveles de energía estaban débiles pero ahora no. Sintiendo que algo lo llamaba, su mirada se centró en una sola dirección.
El peso de otra espada ajena a la suya sintiéndose sobre él, la espada del joven jade, Bitchen. Aquella espada vibraba constantemente para volver con su dueño. Wen Zhuliu sintió aquella sensación junto con aquella mirada, al cruzar miradas vio un rastro de sorpresa pero ya era tarde. En aquel momento otra presencia llegó a él y tomó la espada que fue enviada a su dueño antes de que él pudiera hacer algo. Al momento siguiente, aquella espada fue ante el llamado de su dueño tan rápido que solo vio una hilera de luz. Y al momento siguiente se hallaba un joven de ropas blancas junto con una espada junto con otro joven de ropas negras y rojas, Lan Wanji y Wei Wuxian.
-Sabía que intentarías algo, nunca eres de los que dejan pasar la ofensa. Wen Chao.-
-Wei Wuxian... Bueno, ya que estás aquí, ¿porqué no aprovecharlo? Wen Zhuliu ataca a Lan Wanji. Veamos si puede protegerlo.
Ante aquella orden, Wen Zhuliu atacó al jade y como era de esperar Lan Wanji vió como Wei Wuxian lo evitó, pero fue difícil seguir así, no solamente los atacaba Wen Zhuliu sino que el resto de cultivadores. Haciendo la lucha cada vez más difícil. Los hermanos Wen se unieron a ellos, eran pocos y estaban cansados y débiles, pero no se rindieron, las heridas se sentían por todo el cuerpo, rastros de sangre empezaron a aparecer en sus cuerpos, en especial de las personas que recibieron más ataques.
Al final, Wen Chao decidió atacar, cuando veía cómo Wei Wuxian luchaba desesperadamente para protegerlo, no podía soportarlo más. Sacando su espada embistió a Wei Wuxian.
-Por qué... por qué... ¡¿por qué lo proteges tanto?! ¡¡¡Todos merecen morir!!!- un brillo asesino lo absorbió, y atacó a matar.
Lan Wanji vió esto, no pudo evitar intentar ir a su rescate, no podía permitir que lo hieran, no podía permitir que lo alejaran de él. Fue en ese preciso momento de distracción, bajó su guardia. Vió cómo Wei Ying contrarrestaba el ataque de Wen Chao y lo empujaba lejos. Fue ahí cuando.
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Mi sacrificio, tu oportunidad
FanfictionWei Wuxian, el Patriarca Yiling ha caído. En los últimos momentos de su vida recuerda las promesas hechas y jamás cumplidas, los destinos trazados, las pérdidas de las personas amadas... Al abrir los ojos, no encuentra la absoluta obscuridad sino un...