17. Es hora de la fiesta [parte 2]

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Caminaba cautelosamente hacia atrás, mis ojos esquivando cualquier contacto directo, cuando de repente tropecé accidentalmente con alguien.

—Lo siento— me apresuré en decirle al chico, tratando de descubrir quién era.

—No te preocupes— respondió él con un tono ligeramente coqueto que me dejó confundida—. Por cierto, soy Song Woo Bin— anunció con una reverencia, y fue entonces cuando sentí que mi corazón se detenía por un instante y la respiración se me escapaba—. Probablemente no me reconocías por el antifaz, es una lástima tener que ocultar nuestros rostros—. comentó con un aire vanidoso.

Devolví la reverencia tratando de camuflar mi nerviosismo—. Bueno, creo que iré a...—, intentaba excusarme cuando él interrumpió.

—Deberíamos bailar—, dijo extendiendo su mano hacia mí.

—Yo...—, balbuceaba buscando una excusa rápida, pero él fue mucho más ágil. Antes de que pudiera reaccionar, me tomó de la mano y me acercó a él.

—Eres nueva, ¿no es así?— preguntó con curiosidad. Mientras yo permanecía en silencio, sin mostrar iniciativa alguna por bailar, él tomó las cosas en serio y guio mis manos hasta posarlas suavemente sobre sus hombros. Yo estaba en shock, mi reacción fue de puro asombro—. Pareces algo tímida, pero no te preocupes, estás con el príncipe Song— me regaló una sonrisa traviesa.

En respuesta, una risa nerviosa escapó de mis labios ante su comentario—. Qué alivio, supongo— respondí con un tenue matiz de sarcasmo.

—¡Oh, vaya! Entonces sí sabes hablar— replicó él, con un tono burlón que me hizo reunir el valor necesario para levantar la vista y enfrentar su mirada. Para entonces, nuestros cuerpos ya se movían casi por instinto al ritmo de la música.

—Supongo que hay personas con las que me resulta más natural conversar— confesé.

—¿Así que no soy de tu agrado?— preguntó con la ceja levantada, mientras yo, sorprendida por mis propias palabras, solo pude sacudir mi cabeza con torpeza.

—No me refería a eso...— balbuceé, sintiéndome apenada y ligeramente asustada, mientras él notaba mi nerviosismo y soltaba una carcajada.

—Estaba bromeando— sus ojos brillaban con picardía—. Tienes suerte de estar bailando con un miembro de los F4, ¿no lo sabías?

—¿Suerte?— dije entre risas, sintiendo cómo el ambiente se tornaba más ligero.

—Cierto, eres nueva y quizá aún no has escuchado mucho sobre nosotros— respondió él con un tono vanidoso, alzando levemente el mentón.

—No es así, he estado en la escuela el mismo tiempo que Jan Di, así que sé quiénes son los F4.

—¿Entonces por qué dices no saber qué tan afortunada eres de estar con uno de los F4?— insistió, con una ceja levantada y un tono ligeramente juguetón.

—No lo sé, no siento que sea 'buena suerte'— dije con tono burlón.

—Eres divertida— él me observaba atentamente, sus ojos intentando descifrar quién era yo, o si alguna vez nos habíamos encontrado antes—. Entonces... ¿Cómo se llama la chica misteriosa?—Nos quedamos envueltos en un incómodo silencio por unos segundos y yo no respondí a su comentario anterior—. Tomaste muy enserio eso de ser la chica misteriosa.

—¿Si no me conoces, por qué me invitaste a bailar?— aunque la pregunta podría sonar algo descortés, era sincera. Realmente me intrigaba por qué, de entre todas, yo tuve la peculiar suerte de bailar con él.

—Me miraste con sorpresa. Supuse que deseabas bailar conmigo pero te inquietaba pedírmelo—. Él sonrió con un brillo malicioso en sus ojos.

—Parecía sorprendida, pero estaba asustada por no reconocer a nadie...—confesé— realmente aceptaré la culpa que le das a los antifaces, por eso me costó muchísimo saber quién eras. Si hubiera sabido, quizá me habría alejado más rápido— mi tono burlón era evidente.

𝓶𝒆𝓳𝓸𝓻𝒆𝓼 𝓺𝓾𝒆 𝓵𝓪𝓼 𝒇𝓵𝓸𝓻𝒆𝓼 | Boys Over FlowersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora