Eran prácticamente las 3 de la mañana, estaba sumida en un sueño profundo cuando mi teléfono comenzó a sonar insistentemente. Despertándome lentamente. Sonó una vez, luego dos veces más, hasta que, con un gruñido de frustración, contesté a regañadientes.
—Diga...— balbuceé, todavía perdida entre el sueño y la vigilia.
Al otro lado de la línea, la voz de Jan Di irrumpió con una urgencia palpable— Jun Pyo está en el hospital— dijo ella, agitada, y pude imaginarla moviéndose nerviosamente de un lado a otro.
—¿Cómo?— me senté de golpe en la cama, sintiendo una oleada de adrenalina que me apartó el sueño de inmediato.
—Yi Jeong me llamó. Ahorita iré al hospital.
—¿Es malo? ¿Es un accidente grave?— pregunté, mi voz traicionando el temor creciente que se apoderaba de mí.
—Eso creo— respondió, su voz ahora temblorosa y quebrada, como si estuviera al borde de las lágrimas. Su preocupación me contagió aún más. Yo estaba en estado de shock, las manos me temblaban mientras sujetaba el teléfono con fuerza— Estoy saliendo de mi casa, si pasa algo te cuento.
Intenté decir algo más, decirle que iría también, pero apenas logré murmurar:— Iré yo tam...— sin embargo, Jan Di ya había colgado. Me quedé allí, con la última palabra suspendida en el aire— bién...
El nudo en mi estómago se hizo más grande mientras intentaba procesar la situación. Estaba nerviosa, preguntándome si Jun Pyo había tenido el accidente después de dejarme en mi casa. Cada segundo sin más información se sentía como una eternidad.
Lo peor es que no podía hacer nada al respecto, solo alistarme para ir a ver si estaba bien, investigar lo que había pasado y descubrir qué podía hacer para ayudar, aunque fuese de alguna forma mínima. Sentía una urgencia abrumadora en el pecho, una presión que me impedía respirar con normalidad. Estaba a punto de ir a despertar a Robert para que me llevara al hospital, pero de repente recordé que Jan Di no me había dicho en qué hospital se encontraba. Intenté llamarla una y otra vez, pero no contestaba.
No viendo otra opción, recurrí a mi último recurso: Woo Bin, quien sin duda sabría algo. El teléfono sonaba una y otra vez mientras yo intentaba calmar mis nervios temblorosos. Las manos me sudaban y resbalaban ligeramente mientras intentaba sujetar el móvil firmemente.
Finalmente, conseguí atar los cordones de mis zapatos con dedos temblorosos. Justo en ese momento, Woo Bin contestó el teléfono.
—¿Por qué llamas a esta hora? ¿Qué haces despierta a estas horas de la noche?— preguntó desconcertado y con una mezcla de preocupación en la voz.
Yo no pude contener las lágrimas, los nervios me invadían y me paralizaban, impidiéndome formular la pregunta que realmente necesitaba hacer. En su lugar, solté la duda que me carcomía el alma: —¿Fue por mi culpa?— dije entre sollozos, mi voz quebrándose en cada palabra.
—¿Tu culpa?— siguió diciendo él, visiblemente desconcertado, como si mis palabras no tuvieran sentido para él.
—¿Por mí culpa tuvo ese accidente? Dime que no fui yo, te lo suplico Woo Bin, necesito saber que no fue mi culpa— rogué, sintiendo un nudo en la garganta que dificultaba mi respiración.
—¿De qué estás hablando?— su confusión era palpable.
—Jun Pyo vino a dejarme a casa ayer un poco antes de las 8. Estaba bastante agitado por la casa... solo quiero que me respondas: ¿tuvo ese accidente por mi culpa?— expliqué, mi voz temblando, mientras intentaba dar sentido al caos en mi mente.
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𝓶𝒆𝓳𝓸𝓻𝒆𝓼 𝓺𝓾𝒆 𝓵𝓪𝓼 𝒇𝓵𝓸𝓻𝒆𝓼 | Boys Over Flowers
أدب الهواة¿Qué tan trágica debe ser la vida de alguien para tener que ocultarse del ojo público y fingir ser alguien más? Luego de la trágica muerte de su madre, [T/N] intenta rehacer su vida y reencontrarse con sus amigos de la infancia, los F4. Para ello, v...