45. Viaje a las montañas

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Luego de los exámenes, el destino de nuestro viaje era una impresionante cadena montañosa. La principal atracción de esta escapada, además de descansar en unas lujosas cabañas, era la oportunidad de esquiar.

Lo mejor de todo era que los chicos nos habían permitido invitar a Ga Eul al viaje y que las tres compartiríamos habitación. La idea de pasar ese tiempo juntas, recuperando todo lo que habíamos perdido, me llenaba de felicidad.

Pero ahora lo más importante no era pasar en las habitaciones, sino ir a las montañas a pasar un rato divertido.

—¿Cómo te fue en los exámenes, Rose?— me preguntó Ga Eul, mientras se ataba los zapatos de esquí.

—Me fue muy bien, no puedo creer que no dejara ninguno— admití entre risas, mientras me ajustaba las gafas de esquí— Este viaje definitivamente es un premio merecido, aunque es algo triste a la vez...

—¿Triste?— preguntó Jan Di, mirándome a los ojos.

—Me gustaba la escuela, no puedo creer que el tiempo pasó tan rápido...— respondí, dejando caer la mirada hacia el suelo, sintiéndome nostálgica.

—No te pongas así, al menos no te vas a deshacer de nosotras fácilmente, ¿Verdad, Jan Di?— Ga Eul intentó animarme.

Ambas me sonrieron, y yo asentí con determinación, sintiendo una cálida oleada de complicidad entre nosotras— Ni ustedes de mí— respondí juguetona, dejando escapar una risita— Pero bien, se supone que es un viaje para relajarnos, ¿Quién va primero?— Subí ambas cejas en señal de desafío.

Ninguna de las chicas parecía dispuesta a tomar la iniciativa, y podía ver cómo miraban a su alrededor, como si buscaran alguna excusa para no ser las primeras— Bueno— reí, encontrando la situación divertida— supongo que será mi turno, síganme el paso— suspiré, acomodándome el casco— Si es que pueden— añadí, dejando que mi tono juguetón y burlón impregnara el espacio.

[...]

Mientras las chicas permanecían en quien sabe donde, (Pues no se habían acercado a la habitación para dormir) Yo me había ido al sofá de recepción, cerca de la chimenea.

Aquel calor acogedor me envolvía mientras me recostaba en el sofá. Mientras tomaba chocolate caliente, aunque a decir verdad no duró mucho y pronto vi la taza vacía descansando en la mesa de al lado. Y cuando ya había pasado mucho tiempo sola decidí emprender el rumbo hacia mi habitación. Justo cuando alguien irrumpe en el espacio, guitarra en mano y una sonrisa.

—¿Ya te ibas?— preguntó Ji Hoo, y yo asentí lentamente— Vine algo tarde al aparecer.

—Me puedo quedar si no quieres estar solo— dije, soltando una ligera risita. Él, aún más contento, asintió sin dudarlo.

Nos acomodamos en el sofá, la atmósfera se tornó más relajada a medida que él comenzaba a tocar la guitarra con suavidad, produciendo una melodía que parecía fluir. Las notas danzaban por la habitación, y era como si el mundo exterior se desvaneciera. Sin embargo, tras varios minutos de disfrutar de la música, mi mente comenzó a divagar, recordando fragmentos recientes que aún me atormentaban. Me sentí invadida por la curiosidad, así que rompí el silencio.

—¿No te parece raro cómo todos actúan como si no hubiera pasado nada?— Ji Hoo se detuvo en seco, su dedo dejando de pulsar las cuerdas.

—¿De qué hablas?— preguntó. Yo no pude evitar reír ante su reacción, una risa cargada de ironía que subrayaba lo absurdo de la situación; quizás él también estaba actuando como si todo estuviera bien, como todos los demás.

—Nadie volvió a hablar del tema de Jan Di... ¿Qué pasó con el chico que la secuestró? ¿Por qué la secuestró?... ¿No es importante saberlo?— Mi voz se tornó más grave y seria, y pude ver cómo Ji Hoo, fruncia el ceño— ¿O ustedes lo saben y no me dicen nada?— inquirí, sintiendo cómo la incertidumbre se apoderaba de mí.

𝓶𝒆𝓳𝓸𝓻𝒆𝓼 𝓺𝓾𝒆 𝓵𝓪𝓼 𝒇𝓵𝓸𝓻𝒆𝓼 | Boys Over FlowersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora