12. Un peso menos enzima

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Duré todo el fin de semana refugiada en mi habitación, abrazada a mi peluche favorito, sumida en mi cama sin apetito alguno, mientras los primeros síntomas de un resfriado comenzaban a manifestarse. Para evitar las preocupaciones de Robert, atribuí mi estado al mal tiempo y al leve resfriado.

En realidad, no tenía ganas de nada más que estar encerrada, deseando dormir todo el día, deseo que se veía interrumpido constantemente por Robert, quien insistía en llamar a mi puerta.

—Señorita Rose, tiene visita— anunció Robert desde el otro lado. Salté, confundida. ¿Visitas para mí? ¿Y cómo había Robert permitido el ingreso de alguien a la casa?

—¿Visitas?— repetí, confundida.

—Ahora las haré pasar a su habitación— afirmó, abriendo la puerta.

Me alegré cuando vi quienes eran; Ga Eul corrió hacia mí, sus brazos me envolvieron en un abrazo que, aunque breve, transmitía una preocupación genuina a través de suaves palmaditas en la espalda y delicadas caricias en mi cabello.

—La señorita Jan Di insistió en entrar; las dejaré solas. Si necesitan algo, estaré abajo— se despidió Robert con una reverencia antes de cerrar la puerta tras él.

—Chicas, ¿Cómo llegaron aquí?— pregunté, aún sorprendida por la inesperada visita.

—Cuando Robert llevó a casa de mis padres las verduras que les habías obsequiado, nos dejó su tarjeta por si necesitábamos algo. Eso me llevó a llamarlo para ver si podíamos visitarte. Fue tan amable que incluso nos recogió del trabajo, parecía preocupado por cómo te encontrabas.

—Me reconforta tenerlas aquí— confesé, acomodándome.

—¿Cómo te sientes?— preguntó Ga Eul, preocupada.

—No muy bien, para ser honesta— admití con una leve risa—. En realidad, la depresión se ha vuelto parte de mí...— dije, mirando al suelo.

—¿Cómo podemos ayudar?— preguntó Jan Di.

—Ojalá supiera cómo. Actualmente, siento un pesar enorme en mí; esa experiencia me ha dejado bastante abrumada... Superar algo así no es sencillo. ¿Y tú, Jan Di, cómo estás?

—Con el tiempo me he sentido mejor. Ga Eul me ha apoyado mucho, escuchándome. Por eso queríamos venir... Tal vez hablar desahogue un poco ese peso que cargas. No tienes por qué enfrentarlo sola; estamos aquí para ti.

—De verdad son increíbles, nunca había tenido amigas como ustedes— dije, reteniendo las lágrimas—. Siento que puedo confiarles mi vida. Quizás para sanar debería abrirme y contarles la verdad— suspiré mientras ellas se acomodaban a los pies de mi cama.

—Confía en nosotras, sea lo que sea, no te dejaremos sola— afirmó Ga Eul.

—No sé ni por dónde comenzar— dije, restregándome los ojos y reuniendo valor para hablar—. Bueno... no es de sorprender que un intento de secuestro atormente a cualquiera, pero en mi caso fue aún más traumático, lo cual, en gran parte, se lo debo a mi padre... Ya les había mencionado su sobreprotección hacia mí— ambas asintieron—. Debo confesarles que esto viene desde que presenciamos el asesinato de mi madre.

—¿Qué?— exclamaron impactadas.

—Sí, necesito darles más contexto— dije, intentando sonreír—. Hoy les confío tantos detalles porque ya tenemos una amistad bastante sólida, espero que después de esto no me vean diferente— ellas negaron con la cabeza—. Bueno, permítanme presentarme de nuevo... Mi verdadero nombre es ________ Jones Jamil.

—¿La hija del empresario Thomas Lee y la cantante Kamilah Jamil?— Preguntó Ga Eul, con un tono de sorpresa y curiosidad. 

—Así es— respondí avergonzada.

𝓶𝒆𝓳𝓸𝓻𝒆𝓼 𝓺𝓾𝒆 𝓵𝓪𝓼 𝒇𝓵𝓸𝓻𝒆𝓼 | Boys Over FlowersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora