Capítulo 7

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No se puede confiar en las personas y en especial si esa persona quiere quedarse con todo lo que tú tienes, pero no quieres. Desde esa noche Mercedes se ha vuelto un problema para mí, no solo por enterarse de mi secreto sino también por los comentarios que ha hecho sobre aquello. Es tan entrometida.

Por suerte papá no está nunca en casa y mamá no atiende a sus charlas. De verdad esas dos nunca se agradarán, tal vez mamá tiene la misma desconfianza que yo y por algo será.

A parte no tengo tiempo para estar cuidando mis pasos con ella. Hoy tengo examen en la facultad y necesito por lo menos aprobarlo para no tener problemas y seguir con el plan de Ethan.

Si me ha entrado la curiosidad por preguntarle la razón de querer ayudarme, pero estoy esperando el momento indicado. Además, es indescriptible como me he sentido estos días con él. No es como si de la nada saliera una persona que quiere ayudarte con todos tus temores y convertirlo en valentía para que puedas superar la prueba de sobrevivir a la vida.

Eso solo pasa en las películas, Kat.

Pues entonces mi vida es una película porque me acaba de pasar. Ethan acaba de aparecer en mi vida para ponerla de cabeza, está siendo la oscuridad que me cubre la pregunta está en... ¿Quiero vivir en esa oscuridad?

Él sabe quien es y yo estoy tratando de descubrirlo porque quiero llegar a ser la persona indicada para estar a su lado.

Bueno ya basta de reflexiones, tengo un examen en menos de diez minutos.

...

— Creo que aprobé —le respondí a Sam por teléfono—. Aunque esas fórmulas de cálculo eran una mierda. No tengo idea de cómo no estoy loca.

— Pues ya lo estás, solo que no te has dado cuenta —murmuro desde el otro lado de la línea.

— Que graciosa, Sam. Muy graciosa.

— Alguien debe ser la risa en esta amistad —voy camino a la cafetería... el trabajo perfecto—. Si fuera por ti todo sería amargo y agrio.

— Me describes como si fuera un limón.

— No eres un limón, eres...

— ¿Soy? —pregunté, ansiosa por su respuesta.

— Dame tiempo para pensarlo.

— Muy tarde ya tengo que colgar — estaba entrando a la cafetería y detrás de mi venia un mocoso llorando—. Creo que nunca tendré hijos.

— Nunca digas nunca. Podrías terminar con un condón roto.

— Eso jamás sucederá —chille.

— ¿Por qué jamás coges? —preguntó con descaro.

— Sam, voy a colgar.

— ¡Necesitas un orgasmo!

Con el maravilloso consejo de Sam termine la llamada. La tarde estuvo bien, después del Niño llorón los únicos clientes fueron ancianos y mujeres chismorreando.

A los ancianos es divertido escucharlos hablar de cómo cambiar el mundo sin salir de sus casas y de cómo la juventud de hoy en día está dañando la humanidad. Con el tiempo te acostumbras a sus locas ideas, digamos que me agradan cuando hacen el ridículo hablando sobre eso. Por suerte mis abuelos viven demasiado lejos, de lo contrario tendría dos Thomas y dos Eliza diciéndome cómo manejar mi vida.

Estaba saliendo de la cafetería cuando Ethan ya estaba en su moto esperándome.

Es dulce que venga por ti.

Lejos de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora