Un pasillo tan largo que no se vislumbraba un final se extendía ante sus ojos, a los costados había puertas, se detuvo justo frente a una y la abrió.
—¡Ve más rápido! —gritaba un ojiverde, mientras comía galletas —Si no corres te aplastará y no le podemos decir a Mori que le dejamos sin heredero al trono.
—Edogawa, para ti es muy fácil decirlo—decía un pequeño Dazai de once años, que corría por todo el campo de entrenamiento que había sido diseñado para ellos, un gigante de hielo en forma de gato lo perseguía.
—Dazai, ¡tú puedes! —gritaba Akiko —Concéntrate
Resultaba extraño verse de joven, ver cómo se reproducía un recuerdo de la infancia, tan real y vivido que podías oler las galletas de chocolate, el viento helado tan peculiar del reino de hielo pasar por tu piel, un destello apareció y el recuerdo pasó a otro momento.
—Akiko, es tu turno —decía Dazai lleno de sudor, que en cuanto venció al gran felino se tiró al piso para recuperar un poco de energía.
Se puso de pie y fue al centro de la arena —Presten atención, les mostrare como usar la magia correctamente —El siguiente oponente no era un felino de hielo, era un gigante con armadura, recubierto de picos filosos, un monstruo que fue diseñado por el rey de hielo, con el fin de que los tres entrenaran al mismo tiempo.
—Akiko —dijo Edogawa que guardaba sus galletas —No debes enfrentarte a esa cosa sola, no es para entrenamiento individual. —Justo cuando iba a bajar a la arena fue detenido por la mirada de la chica.
—Déjamelo, si ves que no puedo, entra a apoyar —le dirigió una sonrisa llena de confianza.
La pelea inició, claramente Akiko estaba en gran desventaja, pero estaba aún de pie soportando cada golpe y atacando, sintió una punzada de dolor en su cabeza que la desconcentro.
—Akiko,¿estas bien? —pregunto Dazai.
—Creo que debemos intervenir—respondió Edogawa.
Ambos chicos bajaron a la arena y un destello dorado los cegó, el monstruo fue aniquilado, cuando la luz desapareció, la única en pie era Yosano, los ojos le brillaban, mientras mariposas la rodeaban, junto a ella estaban inconscientes Edogawa y Dazai. El primero en llegar fue Mori que con dificultad logró sellar el poder de Akiko.
Nuevamente apareció en el corredor de las puertas infinitas, abrió la siguiente puerta a otro recuerdo.
—Su majestad, ¿está seguro de continuar con esto? —hablaba un hombre viejo, un mago que estaba al servicio de Mori. —Podría ser contraproducente en la pequeña, es peligroso.
—¿Cuestionas mis órdenes? —Una mirada fría y amenazante fue dirigida al anciano —Solo te llame aquí para que seas de apoyo.
La pequeña Yosano estaba sentada en la cama, moviendo sus pies en el aire mientras veía a Mori discutir con el viejito, a sus cuatro años no cuestionaba mucho lo que sucedía a su alrededor.
—Su majestad, pero ¡darle una escama de dragón!, es una niña, no podría soportarlo —Seguía el viejo negándose a ayudar —Entiendo que quiera a la niña, pero es más humana que un ser mágico, darle algo así de sumo poder podría matarla o peor aún. —llevando ambas manos a la cabeza —El espíritu del dragón podría aún estar en esa escama y podrá corromper el alma de la princesa.
—Tonterías, mi Akiko es bastante fuerte —miro a la niña y se acercó —¿Verdad que eres una niña fuerte?
—Si—Muy firme respondió
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Reinos [FIC BSD]
أدب الهواةDazai un príncipe envuelto en dramas. Los personajes no me pertenecen, créditos a sus respectivos creadores.