CAPITULO II: "APUESTA"

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Apuesta con locura

Si Jungkook tenia un defecto era este: Apostar.

Lo había heredado de su padre, quien había sido un gran jugador en casinos y había amasado una gran fortuna en estos. Desgraciadamente, su abuelo sufría un ataque cardíaco cada vez que su hijo llegaba con mas de mil millones perdidos en un simple juego.

A diferencia de su abuelo, su padre era alguien que no le importaba el dinero, para él la vida era un juego como las apuestas. Arriesgas ganas o pierdas, no arriesgas y sencillamente no vives al máximo tus días.

Jungkook había aprendido de él como lograr ganar en una apuesta, pero mas importante, como divertirse en el proceso sin temer a cuanto dinero esta sobre la mesa. En este aspecto, su locura por apostar incluso podía ir mas allá de simple billetes. Si el otro jugador lo quiere, puedes apostar lo que sea.

Era en ese punto donde cualquier cosa podía pasar y cambiaría la vida de alguno de los jugadores para siempre. Mas allá de dinero, podían perder mucho mas... O ganar.

Todo era al azar.

Sin embargo había quienes no pensaban igual, y para ellos todo era sobre conseguir mas dinero. Por lo que en su afán de riquezas, inventaban las mejores maniobras y trampas para poder siempre ganar en un juego. Algunas eran mediocres y otras eran lo bastante sofisticadas incluso para engañar hasta en los mejores casinos del mundo.

El pelinegro había regresado a su habitación (la cual tardo un tiempo en encontrar) y, dejándose vencer por el cansancio del viaje, durmió por largas horas hasta despertarse a la mañana del día siguiente con unas ansias aun mas locas de apostar. Así que después de darse un baño y arreglarse, salio de la habitación encontrándose con un vació pasillo frente a él. Por supuesto, sus demás compañeros debían estar en Japón en aquellos momentos.

Comenzó a caminar hasta el ascensor sintiendo su estomago gruñir. Iría por algún desayuno rápido y después buscaría algún casino, no jugaría a la primera, sino que observaría las mesas con cuidado antes de escoger una, y luego jugaría unas cuantas rondas mientras se dedicaría a estudiar a sus oponentes, en busca de alguien que en verdad deseara apostar.

Ingresó al ascensor y observó su imagen reflejada en los espejos del mismo. Llevaba un pantalón blanco ceñido a sus piernas y una camisa negra desabotonada en su pecho y arremangada sobre sus codos, su cabello perfectamente peinado hacia atrás y un arete plateado en su oreja. Tenia un bálsamo de fresa para dar color a sus labios y aparentar una textura suave, sus ojos estaban ligeramente delineados y una pequeña sombra oscura terminaba de adornar su párpado.

Es joven, es bonito y se siente un poco perra... ¿Cual es el problema?

- Muy guapo - Rodó los ojos con fastidio. Ese era el problema. Taehyung lo miro de pies a cabeza antes de ingresar al ascensor con él y oprimir el botón del lobby -. Te ves muy sexy omega, ¿que me dices si tiramos un polvo antes de llegar a recepción?

Una mano aterrizó sobre su trasero y el pelirrojo le guiñó el ojo mientras su mano seguía allí, apretando la nalga del pelinegro.

- ¡¿Que te pasa imbécil?! - Jungkook lo apartó de un manotazo y se alejo de este hasta colocarse en la esquina del ascensor -. Puto pervertido.

El aroma de Taehyung se expandió con fuerza y sus sentidos comenzaron a nublarse. Olía jodidamente bien. Remojo sus labios sintiendo que estaba a punto de caerse ante aquella penetrante mirada del alfa cuando de pronto las puertas del ascensor se abrieron y Jungkook salio por ellas alejándose rápidamente del otro.

Cerca... Muy cerca.

Llegó hasta el bufete y dirigiéndose a una mesa ordeno que le llevaran un vaso con agua hasta el sitio. Saco de sus bolsillos un pequeño estuche y rectangular de plástico y sacó de éste una pequeña pastilla rosada, cuando el camarero llego con su agua introdujo la pastilla en su boca y se ayudo a tragarla con el líquido.

Sé Sólo Mío | TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora