SEGUNDA PARTE.

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Ayer fue el puto peor día de su vida.

Jungkook, su Omega le dijo que no lo complacía sexualmente. ¡MALDITA SEA!

¿Cómo era posible? Él besaba como los putos dioses. Y sabía dónde tocar, que puntos acariciar y cuales besar, morder o chupar. Sabía cómo enloquecer a los Omegas con palabras sucias y cómo usar su lengua para dejarlos sin alientos. Sabía mover sus caderas en un ritmo tortuoso y placentero a la vez, como presionar sus puntos y hacerlos gemir de locura.

¡Él sabía! Era un puto experto en el arte del sexo.

Y Jungkook no estaba complacido...

¿Que había hecho mal? Quizás no lo besó lo suficiente o quizás no le dio tantas caricias como el Omega quería. Pero, ¿Por qué? ¿Por que decía que él no sabía cómo tocarlo? Si lo había tenido gimiendo tan bien o... ¿Acaso Jungkook lo fingió?

Taehyung sentía que su pobre orgullo y hombría estaban quedando por el suelo.

Sacó su teléfono y miró con detenimiento el fondo de pantalla que había colocado. Era la foto que le había tomado a Jungkook vestido de Maid. No lo juzguen, es que simplemente el Omega rebelde se veían deliciosamente bien con aquella falda y Taehyung había desarrollado aquel fetiche por su culpa.

La imagen estaba más ampliada por lo que solo se veía de la cintura para abajo, con aquellas piernas de infarto cubiertas hasta el muslo por una media pantis negra y su falda ligeramente más corta con un volado bastante amplio permitía ver aquella línea de piel de las piernas del Omega.

Esa imagen había sido su mejor forma de chantaje. Jungkook tenía su reputación y se esforzaba inmensamente por mantenerla. Ser el imposible, el rebelde, el terco, el que ningún Alfa puede tener.

Basta con decir que los amigos del pelinegro saben que él trabaja en una tienda de comida pero no saben que es una de Maid y que él tiene que vestir de mujer.

- Ah Jungkook - Guardó el celular y se levantó de su cama, fijando su vista en la ventana -. Te haré sentir mucho placer...

Hijo de puta.



























Taehyung estuvo toda la mañana esperando a que la hora del almuerzo llegará.

Cuando el timbre sonó tomó sus cosas de la mesa y las guardó rápido en su morral antes de salir del salón y caminar de prisa hacia la oficina del director.

- ¡Taehyung! - Le saludo el hombre cuando le vio entrar. Dejó algunos papeles sobre el escritorio y se levantó para estrechar su mano -. Que gusto verte muchacho. Dime, ¿Que te trae por aquí?

- Hank, me preguntaba si ya recibiste unos documentos que te envío mi abogado.

- Los estaba leyendo justo ahora - Volvió a tomar asiento y levantó los papeles que tenía en la mesa -. Así que estás casado...

Lo miró dubitativo y Taehyung solo se encogí de hombros.

- Somos almas gemelas - Si claro.

Hank rió y dejó la copia del contrato devuelta sobre su escritorio, acomodó sus lentes sobre el puente de su nariz y el pelirrojo lo miro serio esperando su respuesta.

- No lo sé muchacho, te hemos permitido muchas libertades pero esto... - Señaló el contrato y luego volvió a mirarlo - ¿Estás seguro de lo que solicitas?

¡Claro que lo estaba! ¿De qué otra forma podría dominar al Omega rebelde?

El tiempo que tenían para verse era muy corto. Mientras que Taehyung estaba en clases Jungkook estaba en su tiempo de descanso y viceversa. Solo se veían - y de casualidad en realidad - algunas veces por el pasillo o en el comedor.

Sé Sólo Mío | TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora