21: ¿Lo prometes?

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13 de agosto, 2020.

Erin.

—Llámame cuando llegues, ¿sí?— Alessia besó mi frente y luego se alejó. —Dios te voy a extrañar.

Sonreí con algo de tristeza. —Volveré pronto.

—Erin, tienes que estar para cuando escoja mi vestido de novia.— Vic hizo un puchero.

—Aunque sea por videollamada ahí estaré.— bromeé y la española hizo una mueca, sabiendo que no estaba conforme con mi respuesta.

—Disfruta la belleza española, bebé, estoy segura que te encantará.— Ariana aplaudió emocionada y yo no evité sonreír ante su entusiasmo.

—Dios hermana te voy a extrañar y Noah también.— lloriqueó Andrea luego ella y mi sobrino me abrazaron.

La última en despedirse fue Alexandra, ella me dio un corto abrazo que correspondí.

—Suerte, espero que disfrutes y te logres sentir mejor.— me dio una sonrisa sincera y yo asentí.

Último aviso a los pasajeros del vuelo 520 con destino a Barcelona, España, por favor abordar por la puerta nueve.

Volteé a ver a Frenkie cuando escuché la voz femenina en los parlantes del aeropuerto. Él asintió y yo hice lo mismo. Mis padres ambos se acercaron y me abrazaron.

—¿Estás segura que quieres irte?— mi madre gimoteó y me miró esperando que dijera que no quería irme.

—Si mamá, lo necesito.— dejé escapar algunas lágrimas rebeldes, no quería llorar, pero era inevitable.

—Cuídate mucho hija, todo estará bien.— papá besó mi cabeza y luego ambos se separaron. —te amamos.

—Yo también los amo.— me limpié las lágrimas.

—Vamos.— Frenkie tomó mi pequeña maleta y comenzó a caminar, así que lo seguí luego de darle una última mirada a mis amigas y a mis padres.

•••

—¿Lista?— preguntó el rubio en cuanto estuvimos en nuestros asientos. Miré la ventanilla y luego regresé mi vista a él.

—Eso creo.— murmuré.

Dieron las instrucciones sobre lo que debíamos hacer ya que el avión estaba por despegar, así que abrochamos los cinturones e hicimos lo que nos indicaron. Minutos después estábamos en el aire, sentí mi estómago revolverse así que desvíe la mirada hacia la ventanilla, viendo el paisaje.

Aunque quería sentirme emocionada por este viaje, no era así, me sentía deprimida y con ganas de regresar a mi cama para dormir hasta sentirme mejor. No quería haber dejado a mis amigas y a mis padres, los extrañaba, en Múnich siempre estaría mi hogar, sé qué tal vez estaba exagerando un poco, pero no me importaba.

—Erin, ¿Qué sucede?— miré a Frenkie que tenía el ceño fruncido. Acercó su mano y luego vi a lo que se refería, estaba llorando inconscientemente, limpió mis mejillas. —¿te sientes mal?— me miró preocupado.

—Lo lamento, Frenk, no puedo dejar de sentirme como si me faltara algo.— sorbí mi nariz. —perdón por ser una llorona.— limpié mis lágrimas y traté de sonreír, aunque en su lugar salió una mueca.

WE BELONG | Leon Goretzka Donde viven las historias. Descúbrelo ahora