35: Despedidas.

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06 de enero, 2021.

Finalmente el día había llegado, hoy era el día en el que me despedía de Múnich, de mi familia, de mis amigos, de mi hogar, por cuatro años. No sabía lo difícil que era hasta ahora, de verdad estaba dejando el lugar y las personas que me vieron crecer por irme a un lugar desconocido, aunque ese lugar desconocido era mi mejor opción si quería avanzar en mi carrera.

—¿En serio tienes que irte?— Alessia preguntó cómo por décima vez, sus ojos estaban cristalizados y sus mejillas rojas, lo que indicaba que pronto se pondría a llorar.

Asentí. —Debo hacerlo, lo sabes, y sé de sobra que la galería no puede quedar en mejores manos.— sonreí haciendo que ella lo haga también, pero duró poco porque se soltó a llorar. —No llores Ale, el tiempo pasa rápido pronto estaré otra vez con ustedes.— la abracé fuertemente y ella me correspondió mientras la escuchaba gimotear. Luego de eso nos separamos y fue el turno de Martiño de consolar a mi mejor amiga, me reí cuando vi la cara molesta de Manu.

—Aún estoy molesto contigo por avisarme con tan pocos días de antelación que te irías.— Serge me miró con los ojos entrecerrados y yo hice un puchero. —pero te voy a extrañar muchísimo.— me envolvió en un abrazo.

—Y yo a ti, procura no irte del equipo mientras no esté o voy a llorar.— lo amenacé con mi dedo índice y él solo alzó los brazos sin decir nada. —¿Él no vendrá?— pregunté repasando el lugar, estaban todos, las chicas, y algunos de los chicos del equipo, también mis padres, pero Leon no, y de verdad esperé que viniera a despedirse.

—Le escribí y lo llamé, pero no respondió, lo lamento.— Serge me dio una mirada llena de pena y negué mientras sentía la desilusión llenarme el cuerpo, supongo que seguía molesto por lo que había pasado.

—No importa, seguramente tiene algo más importante que hacer.— me encogí de hombros tratando de restarle importancia, aunque sabía muy bien que me dolía.

—¡Gnabry nosotros también queremos despedirnos!— Corentin, Thomas y Coman empujaron a mi mejor amigo hacia otro lado y luego entre los tres me abrazaron haciéndome reír.

Fue ahí cuando no pude contenerme más y me solté a llorar. Estaría lejos cuatro años, cuatro años lejos de todas estas personas que como sea marcaban mis días, no sabía cómo iba a sobrevivir sin ellos.

—¡No llores Erin! terminaré llorando yo también.— Coman limpió las lágrimas mientras yo reía con melancolía.

—Los voy a extrañar chicos.— nuevamente volteé hacia todos lados, con la esperanza de verlo, pero no fue así.

—Dios odio las despedidas son tan tristes.— Ariana hizo una cara triste, luego se puso a mi lado y me abrazó por los hombros. —será tan diferente sin ti.— suspiró.

—Tienen que ir a visitarme.

—Obvio yo voy, sale esa fiesta en Paris.— Vic hizo un baile extraño ganándose la misma mirada extraña de parte de Ariana y mía.

—Paris es buen lugar para las fiestas, yo confirmo.— Alexandra se nos unió a la conversación. —estoy segura que en cuanto te acostumbres te encantará.— me dio una mirada sincera y yo asentí.

A los pasajeros del vuelo 720 con destino a Paris, Francia, por favor abordar por la puerta seis.

Bien, llegó la hora.— dije. Mis padres y Andrea fueron los últimos en acercarse a mí y abrazarme.

—Cuídate mucho y cuida a los abuelos.— mamá apartó el cabello de mi cara y acarició mi mejilla, iba a extrañar a esta mujer más que a nadie.

—¿De verdad quieres irte, hija? aún estás a tiempo de no hacerlo.— me reí ante las palabras de papá porque él quería que me fuera y ahora parecía pensar lo contrario.

—Si quiero hacerlo papá, prometo venir a visitarlos cuando pueda.

—Cuídate hermana, te extrañaré pero sé que debes irte.— dijo Andrea, luego fue por Noah quién estaba con Joshua y lo trajo para que me abrazara.

—No te vayas tía Erin.— el pequeño rubio comenzó a llorar haciendo que un nudo se forme en mi garganta.

—Volveré pronto y te traeré muchos regalos.— dije mientras sentía mi vista nublarse nuevamente, Noah asintió. Tomé mis maletas y caminé a paso lento, me volteé una vez más para ver a todos los presentes.

—¡No te enamores de ningún francés!— Ariana gritó haciendo reír a todos.

—Lo mismo me dijeron a mí, que no me enamorara de ningún aleman y ahora estoy casada con uno.— solté una carcajada ante lo dicho por Vic, no todos corríamos esa suerte.

Por última vez, con algo de esperanza volteé hacia todos lados, esperando encontrarlo y mi corazón se detuvo cuando lo miré parado detrás de todos. No evité esbozar una enorme sonrisa porque pensé que él no se despediría. Miré como comenzó a caminar en mi dirección, así que solté las maletas y comencé a correr hasta llegar a él y lanzarme a sus brazos. Leon me elevó y yo enrollé mis piernas al rededor de su cadera.

—Pensé que no vendrías.— murmuré aferrándome a él.

—No quería hacerlo, pero no me resistí.

Ignoré la voz de los parlantes donde decían que era el último llamado para mi vuelo, fue entonces cuando por un momento consideré en quedarme, porque solo lo necesitaba a él para ser feliz.

—Si me pides que me quede lo haré.— murmuré, saqué el rostro de su cuello y lo miré a los ojos. —te juro que lo haré.— sentí como algunas lágrimas se escaparon de mis ojos y rodaron por mis mejillas.

Leon negó lentamente.

—Después de pensarlo todos estos días... debes ir, mereces esto Erin, y yo no te lo voy a impedir.— me miró fijamente y asentí, sintiendo un ápice de desilusión, porque esperaba que pidiera que me quedara. Leon acercó su rostro al mío y por unos segundos junto sus labios con los míos. Él me dejó en el suelo y nos quedamos viendo por unos segundos.

—¡Erin vas a perder el vuelo!— escuché a papá gritar a mis espaldas.

—¿Estarás aquí cuando regrese?

—Estaré aquí, lo prometo.— sonreí y luego de abrazarlo por última vez volví corriendo, recogí mis maletas del suelo y caminé hasta la puerta por donde debía ir, volteé y todos agitaron sus manos despidiéndose, sonreí y también moví mi mano, me volteé y seguí mi camino.

Hasta pronto Múnich.

WE BELONG | Leon Goretzka Donde viven las historias. Descúbrelo ahora