Lo bueno, pensó Jolyne como consuelo, es que le había descubierto a Giorno que la familia rival tenía entre sus filas a usuarios de stands. No es que ella tuviese mucha culpa de nada, simplemente se había perdido en el enorme palazzo buscando el salón en el que iban a comer cuando un tipo grosero empezó a llamarla diciéndole guarradas que no acababa de entender, pero le quedó claro que preguntaba que si era una prostituta del Don. Ella había reaccionado intentado ignorar al tipo, pero tuvo la osadía de cogerla del brazo. Entonces reaccionó de una manera razonable, soltando el agarre mientras lo tiraba al suelo de un golpe contundente.
El muy cerdo se metió un dedo en la nariz y le arrojó un moco que esquivó por los pelos, pero este explotó a su espalda haciéndola volar por los aires, justo mientras se habría la puerta. No llegó a estrellarse contra Giorno porque sus hilos la habían sujetado. A penas había salido Gold Experience cuando Jolyne ya se había lanzado de nuevo sobre el portador que atacaba. Lo ató por las manos y en lugar de usar un golpe de su stand, le pateó con toda la fuerza de sus potentes piernas la entrepierna del rival, el vestido empezaba a arder por la falda pero una segunda patada dejó a enemigo inconsciente inutilizando su stand. Cuando el enemigo hubo caído empezó a darse palmadas para apagar el fuego.
El representante de los rivales había tenido intenciones de huir, pero su silla se había convertido en una poderosa maraña vegetal que lo sujetaba. Ahora Giorno sí que podía hablar de que estaba cabreado.
Ante el ruido el equipo de seguridad había acudido corriendo aunque la situación ya estaba bajo control. Si no fuese por el hecho de que Jolyne estaba sangrando y su vestido aun humeaba por detrás, solamente se vería polvo en el pasillo. Unos cuantos escombros se convirtieron en cadenas vegetales para el guardaespaldas. Mista salió corriendo a asegurar la zona después de comprobar que estaban bien.
Ya interrogaría a los enviados, pero primero lo más urgente. Jolyne estaba sangrando y tenía quemaduras que ni parecía notar. Recordó que el padre de ella había matado a su padre, el terrible Dio, con tan sólo 17 años y a golpes. Decían que en la prisión la mujer había pasado por experiencias terribles. Que estuviera tan tranquila después de lo que acababa de ocurrir era una buena muestra de eso. Jolyne Cujoh era una mujer dura, más de lo que pensaba.
-Oh joder, acababa de comprarlo -ella parecía más preocupada por el vestido que por su sangre, al ser consciente de que la parte de atrás se había quemado simplemente añadió- Menos mal que siempre llevo bragas.
Sin darle más importancia de quitó la chaqueta y se la anudó a la cintura para cubrirse la ropa interior.
-Te curaré en unos instantes, ¿estás bien? Solamente dolerá un momento.
La cogió gentilmente de la mano y un brillo dorado la cubrió curándola en el acto de todas las lesiones, aunque no pudiendo hacer nada por el desastre creado en su apariencia. Estaba hermosa después de noquear a un usuario de stand que ya sin contar su poder era enorme, mucho más grande que ella. Puede que a otros hombres les intimidase, pero a Giorno le costó enfriarse lo suficiente para afrontar la tarea que tenía por delante.
-Si me disculpas, tengo que sacarles lo que saben, puedes quedarte en la habitación en la que te has duchado mientras llega Trish.
-Si no te importa -Jolyne chocó sus puño derecha contra la palma de su mano izquierda mientras sonreía con suficiencia- Me ha tirado un moco explosivo y me ha llamado puta, me ofrezco a ayudar.
Que Giorno pudiera con el cuerpo inconsciente del guardaespaldas le sorprendía a la mujer, era bastante más fuerte de lo que parecía, los trajes tapaban bastante musculatura. Desde luego no era un hombre enorme como su padre, aunque rara vez alguien era como su padre. También podría ser la adrenalina, pues aunque su exterior estaba sereno lo notaba apretar los puños con un poco más de fuerza de la necesaria, por no hablar de que el guardaespaldas estaba sangrando tras las patadas y no había hecho ni un ademán de curarlo.
Las malas noticias fueron que no es que hubieran localizado ya a Jolyne a raíz del accidente, sino que ya la llevaban siguiendo desde hacia días, concretamente desde antes de encontrarse con Giorno. Al parecer se habían enterado por un topo en la Fundación Speedwagon de una pariente de Giorno.
Jolyne fue la primera en informar a su padre de que había un topo en la fundación, tendría trabajo que hacer y no era agradable. Giorno trató de no espiar la conversación mientras preparaba lo que le esperaba. No quería guerra pero posiblemente no habría forma de evitarla, pero ahora tenía un asunto encima que le preocupaba aun más.
Si la Fundación Speedwagon tenía un topo y ya la habían puesto como objetivo no podía dejarles a cargo de la seguridad de Jolyne Cujoh. Si había aprendido ya algo de ella es que no le iba a hacer nada de gracia que tuviera que ponerle protección. Se pasó la mano por su dorada melena, llevaba en el control ya diez años y se sentía cada día más viejo. Tenía solamente venticinco y se sentía como una vida larga ya.
Jolyne entró al despacho después de una tensa conversación con su padre. No es que se llevase igual que antes con él, muchas cosas habían sido aclaradas, pero una relación de más de una década de abandono no se arreglaba en un par de días. Además, tal como suponía, que su seguridad estuviese comprometida era algo que no se había tomado a la ligera. Su primera idea había sido que tomase el primer avión que saliese para Japón y abandonase los estudios. Eso les había costado una larga y tensa discusión.
Su padre le había concedido graciosamente el permiso de quedarse en Nápoles solamente si contaba con la protección de Passione. Sabía que Giorno se sentía culpable y no dudaría en ofrecérsela, menos aun Polnareff, pero le daba tanta vergüenza tener que pedirlo... Se había vuelto a duchar y había comido el contenido de una bandeja que le habían enviado sin saborearlo mientras hablaba con su padre y se dispuso a ir a hacer de tripas corazón y pedirle a don Giovanna la protección, como si estuviera en una película de gansters.
La invitó a sentarse, ya no había ni rastro de la destrucción de un rato antes, se maravilló del equipo de limpieza, aunque Giorno tenía manchas de sangre seca en el traje, era evidente que él no había podido ir a descansar.
-Siéntate Jolyne, verás, quiero decirte algo -no le gustaba cuando alguien le decía un "tenemos que hablar" pero dependía de él, osea que guardó silencio- Sé que eres más que capaz de cuidarte y hoy me lo has demostrado sobradamente, pero no puedo dejar como el don de Passione en general ni como yo, Giorno Giovanna en particular, que quedes a merced de cualquiera y más con la seguridad de la Fundación Speedwagon, por eso debo pedirte que abandones el piso en el que te estés quedando y te instales en el palazzo.
Jolyne en sólo unas horas había pasado de ser una visitante amenazada de muerte a tener alojamiento en un palacio con servicio sin tener que pedirlo. Al final el día no iba a acabar tan mal.
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El bello y la bestia (Giorno x Jolyne)
FantasíaPuedes ser el jefe de la mafia y aun así tener miedo de tu suegro. Aunque primero debes conseguir que la dama acepte, claro. No puede ser más difícil que ser el jefe de Passione, ¿verdad?