Que si te veo

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-Es una fiesta con universitarios, es informal, suelta ese traje de Prada ahora mismo -dijo Trish ejerciendo de asesora de estilo y voz de la razón.

El núcleo de la antigua banda estaba reunida en la habitación de Giorno para prestarle consejo. Dirigiendo una organización como Passione desde los quince años se había visto obligado a pasar los años de la juventud siendo un adulto serio. No es que los demás lo tuvieran demasiado claro, pero al menos servían de apoyo.

-Fijate en mi como ejemplo, soy informal -se señaló Mista.

-Bueno, tampoco nos pasemos en informalidad -añadió rápidamente Trish.

-Oh mierda -dijo Fugo que estaba sentado con ellos pero ocupado leyendo un ensayo al que Jolyne le había pedido ayuda al corregir el idioma- Resulta que puede que la chica sea lista de verdad, como yo, no como vosotros. No le hagas caso a Mista, para alguien inteligente que se nos acerca...

Volvió a su vestidor con los gritos de Mista y Furgo de fondo. Rebuscando en sus armarios encontró unos pantalones vaqueros de Armani. Estaban aun con la etiqueta, por la vez que habían querido darle un aspecto más desenfadado a su imagen. 

-Supongo que vaqueros de Armani se puede considerar la media entre tu estilo habitual e ir desarrapado como este, además, Jolyne es americana. Suelen tener algo con los hombres en este tipo de pantalones. 

Giorno hizo una nota mental para, en caso de ser cierto, comprar más. Pero en algo tenía razón, era algo en lo que la había visto bastante. Y a su farfalla le sentaban muy bien. Al día siguiente de la conversación se la encontró en el desayuno con una sonrisa extenuada diciendo orgullosa que había terminado los trabajos pero que si no la acercaban a la universidad no iba a servir de nada porque realmente había estado toda la noche en ello. Giorno la llevó y en el coche, mientras que jugaba con la radio más que buscar una emisora en si ella le dijo que la verdad, mudarse era un lio y al menos en lo que le quedaba de curso le gustaría quedarse allí, por lo que al menos ese tema ya se había cerrado. 

Lo malo es que en ese tiempo la había visto poco, pues se había dedicado a trabajar como si no hubiese un mañana y siempre que se iban a quedar solos algo pasaba. Si no era su ya de por si ocupada agenda con Passione, era algo que le surgía a ella. Tenía que comprar regalos para todo el clan Joestar, atender a Emporio -en breves Costello, pues Ermes y él habían decidido que sería legalmente su hijo, aunque su relación fuese parecida a la de hermanos- o mil pequeños detalles más de sus vidas. Cada día estaban más cercanos y tenía menos dudas de que la mujer le correspondía, pero el momento para hablar de sus sentimientos se les escapaba.

El momento por fin podría ser esa noche. Para celebrar las vacaciones de navidad el incipiente cumpleaños de Jolyne unos cuantos amigos iban a juntarse en un local y ellos también habían sido invitados. Al parecer desde que la habían visto poner sobre sus rodillas a una conocida caprichosa local las opiniones sobre ella se habían dividido y muchos habían querido hacerse sus amigos, aunque al parecer no eran tantos, pues Jolyne había demostrado que no quería tener nada que ver con el ambiente de al otra chica y también había espantado a los curiosos que sabían que estaba involucrada de algún modo con el Don de Passione. Giorno esperaba poder darles la razón en lo de involucrada sentimentalmente en breves. 

Había visto a Jolyne irse con una bolsa con un regalo de Trish por la mañana y con una despedida radiante, con cara de saber que era el último día de clase antes de vacaciones. Iba a pasar toda la tarde con Ermes y hasta prepararse para la fiesta en su casa. Se sentía curiosamente ansioso por ello, no ir directamente al sitio con ella era una experiencia rara desde que se había acostumbrado a tenerla bajo el mismo techo. Le habían recomendado que cenase antes, iban a salir después de la cena, habían quedado tarde. 

Una persona normal no tendría que haber sido regañada por una tortuga para que no le mandase notas en forma de mariposas a la mujer de la que estaba enamorado, pero claro, como dejaba a ver el hecho de que todo lo anterior fuese posible  él no era una persona normal. Estaba sentado en su mesa del despacho intentando ser un poco eficiente en lugar de molestar a Jolyne, que seguramente estaba cenando tranquilamente con su mejor amiga y preparandose. Había visto muchas películas americanas y según ellas ahora estarían cenando con una copa de vino mientras hablaban de sus cosas con mascarillas y demás cosas puestas.

Nada más lejos de la realidad, estaban tiradas en el suelo jugando a la consola intentando aliarse inútilmente contra Emporio, que las vencía sin piedad. Habían pedido pizza y lo más parecido que tenían a una mascarilla eran manchas de la propia comida.

Cuando se dieron cuenta de la hora que era ambas corrieron a prepararse. Ambas eran rápidas, los horarios en la cárcel ayudan a acelerar rutinas y ambas tenían muy claro que se iban a poner. Ermes el único vestido que tenía para salir aun y Jolyne el vestido que le había regalado Trish y que le había hecho prometer que se pondría. En media hora ambas estaban listas para salir, Emporio les deseó que se divirtiesen después de prometer que no se quedaría jugando hasta tarde, que tampoco necesitaba entrarse demasiado para seguir ganando.

El local que habían escogido los amigos de Jolyne era un buen sitio, pero tenía por costumbre llenarse bastante y era fácil quedarse sin sitio si no se llegaba pronto, tampoco dejaba pasar a grupos grande de golpe, por lo que habían quedado dentro.

Eran solamente cinco personas, todos compañeros de clase, por lo que se puso a presentárselos a Ermes. Habían estado de acuerdo en hablar de que eran amigas desde que vivían en EEUU, pero en no contarle a nadie lo de la cárcel. No era algo que se fuera contando, o al menos lo intentarían después de las primeras copas.

Jolyne tenía cierta facilidad de palabra, pero Ermes los encandiló desde el primer momento en el que entró. No le extrañaría que Filippa le escribiese al día siguiente para contarle que tenía un crush con Ermes, eso si no acababan la noche juntas. Luisa y ella ya estaban haciendo una apuesta sobre eso cuando notaron que algo estaba pasando en el local.

Parecía que había entrado alguien famoso y comprobaron que así había sido. Trish barría con la mirada el lugar vestida en un mini vestido de aspecto metálico plateado, justo a juego con el de Jolyne, que era dorado. Las luces del local las hacían brillar a ambas, si bien Jolyne no se había quitado la chaqueta Trish parecía disfrutar de destacar de esa manera. Pareció decirle algo a Giorno que hizo reír a Mista y a Fugo antes de irse hacia ellos.

"una novia dorada para el hombre dorado, ese vestido es mi regalo de cumpleaños para ella y mi regalo de navidad para ti" le había dicho la pelirrosa a su amigo antes de correr hacia la chica y tratar de absorber toda  atención del grupo. Normalmente su instinto de diva lo hacía sin querer, pero esta vez tenía un propósito. Después de que las presentaciones fueran hechas quería que, aun sabiendo que se encontraban en presencia del Don de la familia más importante de Nápoles y quizás de Italia, no intentasen dirigir su atención hacia él. Él tenía curiosidad sobre los amigos de Jolyne, claro, pero a penas podía apartar la vista de su bellisima farfalla. Se la notaba ya un poco achispada y animada, al rato el propio calor la hizo quitarse la ligera chaqueta. 

Cuando empezó a sonar una canción que la hizo mirar hacia la pista Ermes le pegó un tirón y la llevó a bailar. Giorno se dispuso a disfrutar del espectáculo, nada más lejos, pues casi no habían empezado cuando Jolyne salió corriendo hacia él y lo arrastró con ellas. 

El bello y la bestia (Giorno x Jolyne)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora