•Capítulo 29•

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Ya habíamos terminado de cambiarnos todos y estábamos abajo esperando a que lleguen los amigos estos.

Yo estaba con Mateo tirada en la hamaca paraguaya que teníamos en mi patio.

—paaaa, timbre— grita Rosario desde adentro que estaba con Camilo, entonces con Mateo nos levantamos de donde estábamos para recibirlos bue.

—Luna vení, ayúdame un toque— dice mi mamá.

—anda yo voy con Ro y Cami— dice él y yo asiento.

Yo voy a donde estaba ella, osea la cocina.

—ayúdame a hacer la ensalada, y decime que onda con Mateo— me codea y yo me río.

Por suerte con ella siempre tuve una relación hermosa y era como una amiga más para mi, le contaba literalmente todo.

—y...estamos en algo— digo con una sonrisa.

—es buena persona Mateo...y Ro como se lo tomó?

—ahora bien, antes no, porque empezamos a hablar en febrero y el mes pasado se enteró ella de esto— dije y me mira mordiéndose el labio inferior.

—bueno, por suerte ya esta todo mejor— dice y yo asiento.

—buenas— dice el amigo de mi papá entrando, se llamaba Martín.

—hola— lo saludo con un beso en la mejilla.

—está Agustín?— le susurró a mi mamá una vez que Martín se va.

—sí, pero no pasa nada— dice dándome los platos de las ensaladas para que los lleve a la mesa, ya que no faltaba mucho para comer.

Mi mamá no sabía que este me tiraba onda cada vez que me veía, capaz pretendía que le dé bola, pero era algo que no iba a hacer.

Lleve las cosas afuera, ahí salude a todos incluído Agustín, obviamente.

—Luna, me haces un favor?— dice mi papá y yo asiento. —vas a comprar hielos— me dice y yo suspiro para seguido asentir.

—la acompaño— se apresura a decir Agustín y yo me quiero matar por dentro.

—vamos rápido— digo y él asiente.

Agarro las llaves, la plata, y salgo con él a caminar las cinco cuadras que hay hasta llegar al lugar este.

—y que onda vos?— dice con las manos en los bolsillos de su jean apretada al cuerpo.

Tenia eso, un buzo negro de nike, unas zapatillas negras que estaban piolas, no voy a mentir, estaba masticando chicle, era castaño y un poco más alto que yo.

—todo piola, vos?— digo intentando ocultar que no lo soporto mucho.

—bien, estoy aprendiendo a manejar.

—a mi me va para el ojete— digo y él se ríe.

—ya vas a aprender, tranqui, es cuestión de práctica— dice y asiento.

Llegamos al lugar este y agarre las bolsas de hielo, no se porque mierda compraban y no hacían con agua pero bueno.

Capaz que porque yo el otro día me los termine con un fernet y no quise volver a recargar.

Y si no recargo, nadie lo hace.

—querés algo?— me pregunta Agustín y yo niego. —un chocolate nada?— dice y vuelvo a negar.

Dios que insoportable.

Yo pago los hielos y salgo del lugar para volver caminando.

—eu, ahora 'ta pa jodita no?

Codigos ; Trueno [terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora