VEINTIOCHO

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(Hiroshi)

Pego mi frente contra la de Tanimoto sin separar la vista de sus labios. Tan rosados, tan suaves, tan apetitosos. Siento su cuerpo tensarse y sonrío con burla. No planeo besarlo o algo así, sólo busco molestarlo.

—Hombre, tranquilo que no pienso hacerte nada —río apartándome sin soltar sus mejillas—. Tal vez solo te viole...

Su cara que, hasta que dije eso, se había mantenido ardiendo de la vergüenza, se heló y sin que lo esperase una vez más estalló en rojo.

—¡Eres un imbécil! —grita retrocediendo hasta una de las paredes de mi cuarto cubriéndose el rostro con las manos.

—¿No quieres que lo haga? —pregunto haciendo un puchero. Él desvía la mirada dejándome bien en claro lo avergonzado y nervioso que está. Supongo que eso es una buena señal.

—Amor —gruñe Alex—. No quiero estar ocultándote cosas así que seré sincero. Tienes un pequeño problema que será mejor que arregles ya, porque si te veo así más tiempo no creo poder resistirme de atacarte —al oírlo decir eso bajé la mirada a mi entrepierna, pero no había nada raro ahí—. No dije que fuera eso, tú ve al baño y ya.

Entrecierro los ojos y camino al baño de mi cuarto, al tan solo abrir la puerta y ver mi reflejo en el espejo sentí los músculos de mi cuerpo tensarse. Esto fue obra de Cristopher, lo doy por hecho.

Cierro la puerta en mi espalda y me lavo la boca con jabón, fregándola con fuerza para sacar la pintura de labios que parecía casi permanente. Logré mi cometido, pero un tono rojizo quedó en ellos y en los alrededores por la fuerza que empleé.

Vuelvo al cuarto y mi mirada se dirige de manera inmediata a Cris quien está sonriendo. Bien, creo que necesito a los otros dos para mi plan, porque siempre ha sido así: Kyle —el cerebrito— idea el plan, Alex —la fuerza bruta que no sirve para más— ataca a la presa, y por último, pero no menos importante, yo soy quien se deshace de las pruebas.

—Alex, cariño, te sirve el mismo consejo —sonrío. Veo una expresión de miedo en su rostro y se toca los labios, ante esa acción sonrío aún más y él corre pasando por mi lado hacia el baño. Cuento hasta dos —porque no alcancé a llegar a tres— cuando escuchó su grito.

—¡Maldito enano! —al rato sale con su boca mojada y la zona del bigote rojiza, supongo que le pasó como a mí.

Cris está riendo en el suelo, lo que me da una idea genial. Miro a Alex y luego a Kyle y con una simple mirada ambos entienden mi idea, y sin esperar más los tres nos lanzamos sobre mi primo para cometer uno de los crímenes más despiadados de la historia: las cosquillas.

Los demás intentan detenernos, pero solo lo hicimos cuando ya pareció suficiente para nuestra venganza y cris estaba agonizando de la risa y falta de aire.

—Al fin lo dejan —dice Takahiro tomando a cris por las axilas para levantarlo y este se retuerce ante el toque riendo. No entiendo cómo puede ser tan cosquilloso.

Alzo una ceja confundido mientras veo la escena y al fijarme en el lado de Taka veo a Tanimoto que hace que una sonrisa burlona aparezca en mi rostro. Camino a mi cama y tomo asiento en ella sin despegar mi mirada de él.

—Tanimoto... ¿qué dices de continuar con lo de hace un rato? —pregunto y no puedo evitar reír interiormente al ver su rostro.

De seguro todos en el cuarto (menos ms dos mejores amigos) deben pensar que soy un loco, o que estoy actuando como uno. Pero tengo mis razones, y todo comienza aquel día...

Era extraño en el estado que estaba, mi mente se hallaba dando vueltas de un lado a otro intentando entender qué pasaba, pero había agujeros en todas las imágenes que intentaba recrear. Cuando vi mi cuerpo me fijé que, de alguna manera, había reducido gran parte de su grasa, sin contar que a penas y podía moverme. A mi lado vi a Kyle durmiendo con su cabeza apoyada en la camilla, junto a mi estómago, e intenté despertarlo, pero la puerta se abrió y entró Alex, mi mejor amigo antes de Kyle.

Sólo es un juego... ¿verdad? © | SeujDonde viven las historias. Descúbrelo ahora