CATORCE

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(Cristopher)

Llego a casa y corro a mi cuarto sin saludar. Me ducho y me visto con un pantalón pegado, una camisa y una chaqueta negra. Con los chicos quedamos de ir a casa de Hiro para ensayar un poco para el festival.

Aviso a mamá y salgo. Por un momento se me pasó por la cabeza pasar a casa de los chicos, pero no tengo idea de dónde vive alguno de ellos. Será suerte o algo por el estilo, pero camino a casa de Hiro encuentro a todos los chicos saliendo de una casa dos pisos color blanca.

—Hola —saludo recibiendo uno de parte de ellos.

El recorrido fue tranquilo entre conversaciones sin sentido. Las chicas se quedaron atrás conversando entre sí y los chicos íbamos delante, ellos me dejaron en medio y me costó unirme a su conversación por lo que todo el camino se me hizo muy incómodo.

Llegando, toco el timbre y espero a que salga Hiro, pero su lugar quien sale es Hana.

—¡Cris! —salta sobre mi abrazándose a mi cuello.

—Hana, ¿qué estás haciendo sobre ese idiota? —pregunta Angel de brazos cruzados.

—Cállate. Prefiero ser idiota que un mujeriego.

—Es obvio que no puedes ser mujeriego si eres... —mira a los chicos y al caer en la cuenta de lo que iba a decir gruñe y yo sonrío pestañando repetidas veces, él aprieta el marco de la puerta y nos hace pasar.

Entramos a la sala y tomamos asiento en los sofás a esperar a Hiro, quien por lo que Angel dijo, estaba aún vistiéndose.

—¡Hijo de perra!

Tras el grito que resonó por toda la casa, se escuchan fuertes pisadas bajando las escaleras apresurado.

—Si pregunta por mí —dice Angel acercándose a la puerta del patio trasero—... nunca me vieron —estira su boca como un pato y levanta dos dedos, despidiéndose.

Las pisadas se acercan hasta la sala y Angel corre fuera a esconderse. Hiro entra a la sala solo con un pantalón de buzo y sin dejando ver su trabajado y marcado abdomen. Quizás suena raro cuando yo lo digo debido a que es mi primo, pero en serio si no fuera porque somos familia, hace mucho hubiera ido por él.

—¿Qué te pasó, Hiro? —pregunta Hana preocupada.

—¿Dónde está la perra? —pregunta Hiro rojo de ira.

—Madura ya —se queja Hana dándose media vuelta para volver a su cuarto.

—Si por perra te refieres a Angel, está en el patio trasero —comento haciéndome notar, Hiro se gira a mirarnos y alza una ceja.

—Ah, ya están aquí. Esperen un segundo, tengo asuntos pendientes —se trona los dedos y sale al patio.

Miro a los chicos alzando los hombros y suspiran, a excepción de Akira que ríe negando con la cabeza. Veo a Hiro entrar con una mano en la nariz y ésta sangrando.

—¿Qué les pasó, Hiro? —pregunta Yuri preocupada.

—El imbécil ese desordenó mi cuarto —responde soltando uno que otro quejido mientras se acaricia la nariz.

—Era mi venganza, porque el otro día Hiro desordenó el mío —dice con voz llorosa Angel, quien al igual que Hiro cubre su nariz y, además, tiene un ojo morado.

—Pero tú luego me obligaste a ordenar —replica Hiro.

—Y lo iba a hacer, pero me aburrí —explica en defensa Angel.

Ellos continúan peleando, pero dejo de prestarles atención cuando veo a la tía entrar y salto a abrazarla. Ella es como una segunda madre para mí, nunca me ha juzgado por ninguna decisión que haya cometido a lo largo de mi corta vida. Y aunque sé que para algunas personas sus abuelos son como segundos padres/madres, yo nunca tuve esa cercanía con ellos por mi sexualidad.

Sólo es un juego... ¿verdad? © | SeujDonde viven las historias. Descúbrelo ahora