(Akira)
Hoy no tengo ganas de ir a la escuela. Menos de levantarme temprano. Quiero ver a Hiro. Quiero ir a visitarlo estando solo, porque cuando voy con los demás no puedo disfrutar de su compañía, sino que tengo que soportar los gritos de todos. Quiero un día de paz.
Cuando llego a la sala del hospital y hablo con el doctor para poder entrar al cuarto de Hiro, son las diez de la mañana, primera visita al parecer. Una vez dentro del cuarto tomo asiento en una silla que Kyle dejó y acaricio sus mejillas.
Solo quiero que me perdona, no quiero que las cosas sigan así. Todo hubiese sido distinto si hubiera detenido a esa antes, pero no lo hice. Por mi culpa las cosas acabaron mal.
Hoy no fue uno de mis mejores días, Hiro anduvo en su propio mundo todo el día, fijo en puntos cualquiera de la institución. Ni siquiera esperó por mí a la hora de la salida, siendo que normalmente nos vamos juntos. Lo peor es que hace un rato fui a su casa e intenté aprovecharme para... no sé qué estaba pensando en realidad ¿en verdad quería tener sexo con él? No sé la respuesta, pero sé que lo más seguro es que Hiro se sienta dolido por como actué. Soy tan inmaduro que hasta a mí me molesta.
Llegando a casa respiro profundo y fuerzo una sonrisa para no preocupar a papá con mis problemas. Lo saludo con normalidad y subo a mi cuarto para descansar. Pero un par de minutos después la puerta se abre y entra la hija de la ama de llaves. No somos millonarios que necesitemos mayordomos, pero como todos pasamos más tiempo fuera papá la contrató para mantener todo limpio.
—¿Qué buscas aquí Kana? —pregunto molesto. No la soporto. Desde el día en que su madre la trajo para ayudarla trata de sobrepasarse conmigo y no me gusta, es desagradable.
—Te busco a ti —sonríe coqueta.
—Sal de aquí, no eres bienvenida —gruño girando mi cuerpo para darle la espalda, ella bufa y la puerta se cierra. Suspiro aliviado y me giro hacia arriba para descansar, pero siento un peso extra en mi cama, y no uno deseado.
Se sienta sobre mis piernas y antes de poder gritarle para que se baje sus labios se juntan con los míos. Los siento pegajosos por el exceso de labial y aprieto los míos para que entienda que no quiero nada de esto, no con ella. Incluso intenta abrirse paso con su lengua, pero no se lo permiso, tampoco quiero recurrir a la violencia.
Aleja su boca y giro el rostro para respirar fuera de su alcance sin correr el riesgo de ser besado contra mi voluntad, pero lo que veo frente a mí me deja petrificado y sin aliento. Hace tan solo media hora había estado con él y había hecho una escena estúpida, entonces por qué está aquí. ¿Qué le digo?
—Hiro, no es lo que tú crees —suelto aún sabiendo que no me creerá.
—¿Cómo sabes lo que creo? —pregunta con un tono burlón—. Lo que creo es que debiste ponerle seguro a la puerta si ibas a hacer algo más con tu novia, porque sabes, cualquiera podría haber entrado.
No me hables así. No sabes cuánto duele.
—Espera Hiro. Ni se te ocurra irte sin hablar —digo tomando a Kana por los hombros para apartarla. Si él se aleja entonces lo dejaré. Si lo hace significa que no me perdonará, no quiero obligarlo a nada.
—Tienes razón, hay algo que debemos hablar y es por lo qué estoy aquí. Porque lo que sea que tenemos, sea una relación seria o no, ya me tiene harto, es estúpida. Acabemos de una vez... no hay sentido en estar juntos si no nos amamos... —se gira a mirar las escaleras—. Terminamos aquí, Akira.
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Sólo es un juego... ¿verdad? © | Seuj
Teen FictionTras el traslado de su padre desde Inglaterra a Japón, Hiroshi, un joven amable y tierno a la primera impresión, ingresa al instituto de Tokio. Aquí es donde comienza su historia de amor. Su padre, por ser uno de los más destacados en su trabaj...