EL INVITADO DE LA BODA [TERMINADA]

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3 días después: 13 de noviembre

Hawái cada noche se convierte en el testigo perfecto del amor que ella y yo nos tenemos. Su cuerpo es víctima de mis caricias, el mío tiembla cuando ella me besa como lo hace, y enredarnos entre las sabanas se ha convertido en nuestra rutina favorita. Sus gemidos a mi oído me llevan a sitios inimaginables y perderme en su cuerpo es un placer absoluto. Mis labios aprisionan los suyos en medio de esta locura y sentir sus uñas rasguñadme levemente la espalda mientras que me muevo en ella me enloquece aún más.

—Así— me dice en un tono lleno de súplica y sonrió.

Sería su esclavo si ella me lo pide, es tanto el amor que siento por ella que a veces pienso que no hay manera de demostrárselo más que amándola con toda esta intensidad. Nuestros cuerpos lentamente van encontrando ese algo que tanto necesitaban que nos hace estallar de placer dejándonos sin aire y temblando de la manera más alucinante del mundo —te amo— consigo decirle y la beso una vez más para después caer a su lado en esta cama que es testigo de nuestra pasión.

—No quiero irme nunca de aquí— me dice entre risas nerviosas que son consecuencia de la plenitud que siente ahora.

—Yo tampoco querría irme... es más, me gustaría secuestrarte toda entera para mí y que nunca más debamos ir a trabajar o salir de esta cama— bromeo mientras que ella se abraza a mí e intentamos calmar un poco nuestras agitadas respiraciones.

—¿Debería asustarme con esas declaraciones? Ya sabes... tal vez eres un psicópata— bromea.

—Sabes que no, simplemente me encanta estar así contigo, en realidad amo cualquier momento del día si estamos juntos— confieso.

—Como que eres un poco intenso, ¿no crees? — me pregunta entre risas.

—Creo que eso no te molesta, ¿o sí? — indago y ella sin decir una palabra, se sube sobre mi cuerpo.

—Para nada, es más... me gusta mucho que seas así. Nuestro matrimonio va a ser muy interesante— comenta de manera sensual y sonrió.

Llevo mis manos a su cabello y enredo mis dedos en el mientras que sus ojos verdes se clavan en los míos haciéndome sentir lo mismo que sentí la primera vez que la vi —te pienso cuidar toda mi vida... jamás dejare que te aburras de mí o que te decepciones— le aseguro y sonríe.

—Eso es imposible, no hay forma que me aburra o decepcione de ti. Me amas de una manera tan hermosa que me haces sentir la mujer más especial del mundo y yo te amo de la misma manera, eres lo más hermoso que me ha pasado en la vida... bueno... junto con este bebé que viene en camino— termina de decir y simplemente levanto un poco mi cabeza para poder besarla.

—Nuestra vida juntos recién comienza— murmuro sobre sus labios.

—Lo tengo clarísimo... nos esperan muchas cosas— rebate y de pronto ella se baja de encima de mí y se sienta a mi lado en la cama.

—Preciosa, ¿estas bien? — le pregunto preocupado mientras me siento a su lado y asiente. 

—Si... solo me dieron nauseas repentinamente, pero es por el embarazo ya sabes. — me explica y rápidamente me levanto de la cama para ir por una camiseta mis y se la doy.

—Que no te de frio que será peor— explico mientras que la ayudo a colocársela y busco mi bóxer entre la ropa que hay tirada en el suelo —iré por un poco de agua con limón, tú no te muevas de aquí— digo y voy hacia la pequeña barra que tiene la habitación para buscar unas rodajas de limón que pedí que dejaran todos los días aquí y un poco de agua. Una vez que lo sirvo en un vaso, regreso con ella y se lo doy.

—Enfermero y todo...— murmura y bebe el contenido.

—En estos días leí que esto era bueno para las náuseas—  explico y se sonríe.

—Eres fuera de serie— dice débilmente y se apoya contra el respaldar de la cama.

—En las buenas y en las malas, en la salud y la enfermedad... y bueno, no es que estés enferma, pero ya que no puedo hacer mucho durante el embarazo, simplemente te ayudo— digo.

—Definitivamente eres el esposo que cualquier mujer desearía tener— comenta y lo que ella no sabe es que ella es la mujer que siempre soñé para mi vida y que la cuidare cada día de nuestra vida juntos, se supone que eso es el amor verdadero, ¿no?