Estrellas. (One-shot) Harmione. #Hauntober Día 9

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Estar abatido ya no era una novedad, en realidad lo sentía como algo normal, cotidiano desde que teníamos en nuestro poder el relicario, la negatividad fluía en el aire qué respirábamos, pero esa noche en particular era mucho peor.

Ron se había ido una semana atrás y sus palabras o más bien gritos aún tronaban en mis oídos. No dijo nada que no fuera cierto, era un huérfano y posiblemente no podría sentir el mismo miedo que él ante la posibilidad de perder, yo no tenia padres qué perder. Lo que dolía como el cuchillo no era esa verdad, sino que él mismo no se considerara importante para mí, que no se diera cuenta del terror qué tenía de perder a mis mejores amigos. No tenía padres, pero si familia, ellos eran mi familia.

—Harry, hace frío. Entra ya.

—Estoy bien, tú descansa, Herm.

—Hice un poco de chocolate y encontré fruta seca en el fondo de mi bolso, no esta en el inventario así que podemos comer la toda ya qué es un día especial. No será como el Halloween en Hogwarts, pero...

—Come tú, estoy bien.

—También creo que sería correcto planear el día de mañana, ya qué nos moveremos. He pensado que debemos evitar el pueblo qué planeabamos cruzar, podrían reconocerte.

—Confío en tus decisiones y eres mejor guiandote en el mapa. Lo que determines esta...

—Bien, sí, ya lo dijiste. —respondió fastidiada. —Basta, no sigas diciendo bien o creo que voy a estallar.

Alcé la vista para observarla, llevaba un quinque en la mano izquierda y su varita en la derecha, se veía cansada. Sabia que no conseguía dormir desde que Ron se fue, llorando todo el tiempo su ausencia.

—Ven. —Abrí los brazos, sentado desde el suelo. —Ven aquí.

—Harry...

—Por favor, Herm, ven. —ahora era yo quien estallaría si seguía pidiéndolo. Ella pareció notarlo y no se resistió más, se inclino creyendo qué lo que buscaba era un abrazo, pero una vez que la tuve tiré de ella hasta que quedó de rodillas. Reprimió el grito de sorpresa pellizcando mi antebrazo, cosa que no me detuvo de usar más fuerza para girarla y sentarla frente a mi.

—Eres un idiota, Harry Potter. —dijo molesta, dejando a un lado el quinque apagado por el ajetreo.

—Eso lo sabes desde siempre, no finjas sorpresa. —con ella al frente enrede mi brazo en su cintura y pegue mi cabeza a su espalda.

—¿Sabes lo que pienso al estar así?

—Sí.

—¿Sí?

—ujum... en un tobogán de agua.

—¿Qué? —Hermione trató de girarse para verme, pero no me despegue de ella así que no pudo más que ver mi cabello, demasiado largo para cubrirme de su inspección.

—Ya sabes, en esos parques acuáticos. Había un comercial qué anunciaba el sitio, salían dos niños preparándose para lanzarse, una niña y un niño un poco más grande se sentaban así, con sus chalecos salvavidas y sus goggles enormes.

—Oooh, sí, lo recuerdo. —rió entre su palma para aminorar el sonido. —Siempre quise ir, pero cada que mis padres lo planeaban, algo sucedía.

—Yo también quería ir... recuerdo oír el comercial a diario, el día que pude verlo fue porque me escabullí desde la alacena y la imagen de esos niños no salió de mi mente por semanas.

—Harry...

—Sabía que no iría nunca, no hasta crecer, cosa que no tendría sentido ya siendo un adulto, pero por las noches me gustaba imaginar que ese niño del comercial era yo, apretando a esa niñita qué podía ser mi hermana, amiga, prima, no lo se... cualquier persona que no fuera un Dursley.

—Merecías eso, Harry. Lamento qué no lo tuvieras, lamento todo eso, lamento lo que Ron dijo y...

—Hermione, no hay nada que pudieras hacer al respecto, incluso si nos hubiéramos conocido desde entonces. No es tu culpa ni la de Ron qué mis padres murieran o que mis tíos fueran horribles.

—Lo se, pero no puedes evitar que me sienta triste por ello o molesta con ellos por ser unos malos tutores. Merecías una Infancia feliz y una adolescencia increíble. Oh, Harry esto es tan injusto. —sollozó.

—Lo es. —la apreté contra mí, estando así no tuve más frío, la negatividad se esfumó y todo lo que me aterraba de aquello qué nos acechaba más allá se desaparecio momentáneamente.

—Estará todo bien pronto. —prometió como si estuviera en su poder el futuro y su desenlace.

—Esta todo bien ahora. Aquí, así.

La sentí asentír.

—Yo pensaba... en Ron y lo que dijo sobre ti, sobre ambos.

—Los celos...

—Me gusta. —interrumpió. —Me gusta que me hagas cumplidos, me hace sentir linda de verdad, porque se que no me mentirías por quedar bien u obtener algo y me gusta reír contigo, planear cosas... me hace sentir que viviremos lo suficiente para hacer más, reír más.

—Eres hermosa Hermione y habrá tiempo para hacer cosas, si no para mi al menos para ti.

—¡Harry! —intento girar de nuevo, pero me puse más rígido y se lo impedí.

—Te quiero y a Ron y haré lo que este en mis manos para protegerlos, no importa lo que suceda conmigo.

—No tienes que sacrificar nada.

—Quiero hacerlo. Lo haré, no importa lo que digas.

—... lo se y es por eso que siempre busco una salida a esto. Es mi manera de ayudar.

—Y lo valoro, aunque siendo honesto hay algo que preferiría más.

—¿Qué?

—Que duermas, que comas, que rías aunque no esté Ron aquí. Se que no puedo pedirte que no sientas su ausencia, pero...

—Lo haré. Lo haré por ti.

—Gracias. —Me despegue un poco, no quería sofocarla demás, pero ella cerró el espacio, haciendo su cuerpo hacia atrás y recargando la parte posterior de su cabeza en mi hombro.

—Ya viste. —Alzó el rostro. —Hoy se ven más estrellas, hay un mar de ellas en el cielo.

No miré, en vez de eso comencé a contar las pecas de su cuello, constelaciones de ellas salpicando su piel. ¿Porque Ron había preferido huir en lugar de quedarse a contar cada una?

—Hay un mar de ellas todo el tiempo, justo aquí. —se que respire demasiado fuerte porque la sentí temblar contra mí.

Había tantas cosas horribles qué me llenaban de miedo y pesadillas, pero nada tan intenso como el temor a su rechazo. En el fondo de mi mente pude escuchar a Canuto, burlándose de mi cobardía ante un pequeño acto, tan minúsculo en comparación con enfrentar a Voldemort.

—¿Piensas en ella?

—¿Ella?

—Ginny.

—No. No hasta ahora que la mencionas. ¿Tú lo haces? ¿Piensas en ella, en Ron?

—La mayor parte del tiempo... aunque...

No dijo el resto, pensé en retirarme porque creí que se alejaría, pero cuando no lo hizo no pude contenerme más. Ron se había ido, la había dejado sin oír explicaciones y la historia entre Ginny y yo estaba finalizada indefinidamente, posiblemente para siempre.

—Te quiero. —liberó por fin, suspirando.

—Y yo a ti. Te quiero.

Y así fue como besé su cuello, siguiendo las constelaciones que formaban sus pequeñas pecas. Si después de eso se avecinaba a lo peor, estaba bien. Podía aceptarlo y morir, lo haría pleno y feliz.

Bucle *Antología*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora