[Solo vos me encontrarías]

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"Encubrimiento". La RAE dice (en su definición más exacta para este asunto): 'Conducta delictiva consistente en participar en un delito con posterioridad a su ejecución, evitando el descubrimiento de sus autores o auxiliándolos para que obtengan los beneficios de su acción'

En la mente de estos chicos solo hay una frase: situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.

•••Hace dos meses...•••
—¿Cuál sería tu deseo? —preguntó Anne. Se habían tirado en el pasto de la casa de Gilbert, sobre una manta, y miraban el cielo estrellado. Ella le tomó la mano e hizo que sus dedos jugaran en lo alto, como si eso los hipnotizara.

No se dijeron mucho porque no lo necesitaron. Su silencio no les resultaba incómodo sino pacífico. Eso les gustaba.

—No tengo un súper deseo —admitió Gilbert, moviendo la cabeza para mirarla a su lado. Ella repitió el acto y alzó una ceja, incrédula—. O sea, sí, pero es un secreto.

Anne negó y se acomodó de costado, suplicándole con sus expresiones que le contara el supuesto secreto, pero él solo negaba.

—Dale, amor, porfa —rogó por enésima vez y Gilbert suspiró ruborizándose.

—Desearía no perderte nunca —admitió mirándola directo a los ojos, provocando que ella sonriera emocionada.

—No me vas a perder —prometió Anne mientras que de fondo sonaba una canción. La reproducción de spotify había puesto Make you feel my love, un tema de Sleeping At Last que Gilbert encontró de la nada en youtube y ni bien terminó se lo envió a Anne, dedicándoselo.

—¿Nunca te vas a ir? —Anne le acarició la mejilla mientras negaba a su temerosa pregunta.

—No me voy a ir, no me voy a alejar, no voy a desaparecer —Gilbert se acercó para tomarla de la cintura y besarla con lentitud y ternura. Cuando se separaron ella siguió hablando—. Y aunque desapareciera, sé que sólo vos me encontrarías —le guiñó un ojo que hizo reír al pelinegro.

Ambos se quedaron observándose un momento. Ella acariciándole los rizos oscuros, él dejando caricias en sus brazos bajo la amplia manga de la remera. Se mantuvieron así hasta que la canción terminó. Luego volvieron a acostarse, esta vez abrazados, y siguieron mirando las estrellas.
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D: Explicanos esto.

La detective lanzó unas hojas sobre la mesa, lo suficientemente cerca como para que Gilbert las leyera sin tener que acercarlas mucho más. Si su cuerpo de por sí temblaba, esa situación no ayudaba para nada.

El papel blanco hablaba por sí solo, pero él no llegaba a entenderlo. Eso era tan confuso como Moody en un oral de inglés.

G: ¿Qué hago acá?

La voz de Gilbert no podía mantenerse en un tono firme. Su boca estaba pasando por un tsunami y las palabras eran quienes se veían más afectas. Ya se imaginaba los peores escenarios. Podía presentirse envuelto en una culpabilidad ajena.

D: Se registró el uso de un aparato no identificado previamente en la computadora de la oficina del jefe de policías.

Esa frase pareció costarle horrores de decir a la mujer. Y a Gilbert le costó horrores entenderla.

D: Un pendrive ingresado a más de las dos de la mañana, con la identificación a tu nombre. Gilbert Blythe.

¿Quién era el único pelotudo que se ponía el nombre completo en la identificación del pendrive? Él.

DESAPARECIDA; SHIRBERT (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora