Butterfly (DomKat) [EDITANDO]

Capítulo 61

Aparté instintivamente la mano de Katherine de la mía, y me alejé un poco. Vi de reojo que ella se quedó helada en su lugar. ¿No podíamos esperar a salir del set?

Claramente no lo pensé en su momento. 

- Me siento decepcionada de ustedes. - Escuché la voz de Melanie, mientras ella se acercaba lentamente a nosotras. Cerré los ojos con impotencia. No de nuevo, no quería sentirme mal. Estaba a punto de salir corriendo, pero huir era lo único que conocía y sabía hacer, y no pensaba seguir con ello, así que me quedé esperando a que ella siguiera. - ¿No pueden darse buenos besos? - Ella añadió. ¿Qué?

- ¿Qué? - Pregunté saliendo del trance. Mi garganta conservó el nudo que tenía, gracias a eso mi pregunta salió con un ligero gallito. ¿Qué estaba pasando?

- Ya están grandes para los piquitos - Elevó los hombros, y sonrió. 

Uh, maldición. De nuevo yo, pensando en que todo se iría al carajo. ¿Por qué siempre negativa, Dominique?

- Hey, no tienen porqué estar nerviosas. Ni siquiera deberían sentir miedo por mí. - Habló, sin dejar de lado su sonrisa amable. - A menos de que tenga un hacha, y hambre de sangre. - Aclaró en broma. 

Katherine se aclaró la garganta antes de hablar. 

- Agradezco que hayas sido tú. - Sonrió tímidamente. También estaba nerviosa, podía notarlo. Verla así, totalmente vulnerable, de mala manera. Odié esa sensación. 

Melanie asintió y fijó su vista hacia el suelo, se cruzó de brazos y después volteó a vernos. 

- Yo también. - Apretó los labios. Ella sabía exactamente a lo que le temíamos, lo comprendía. - Esto no es nuevo, ¿cierto? - Preguntó, con un tono más certero que curioso, lo que cortó mi aire por un momento. - Lo sé. Es imposible no notarlo. Quiero decir, lo siento pero es la verdad. - Elevó los hombros. - Puedo verlo, sentirlo incluso. Cuando tú la ves a ella o ella te ve a ti... - Paró por un segundo, y pude jurar haber visto una mirada de ternura de su parte. - No sé, es... impresionante. - Confesó. 

Era de esperar que yo comenzase a sentirme débil y quisiese llorar, realmente respiré un poco de tranquilidad. 

- Y voy a parar, porque esto es un poco cursi para mi gusto. - Habló, volteando hacia otra parte, haciéndome reír. 

- Pensé lo peor, lo siento. - Logré decir al fin, dirigiéndome a ella. Melanie negó.

- No, lo siento yo por aparecer así. Es solo que... tenía miedo, ya saben, de que alguien más pasase y las viera. - Explicó. Asentí, sintiendo más frustración por eso. Por saber que tenía que ser así. 

- Bien, creo que es hora de irme. - Dijo volteando hacia su camerino. - ¿Las veo en unos días? - Preguntó dirigiéndose a su puerta. Asentimos hacia ella. Yo comencé a juguetear con mis manos ya que la secuela de los nervios aún persistía. - Hey. - Llamó mi atención, antes de alejarse de la puerta del camerino y caminar de nuevo hacia nosotras. Primero me abrazó a mí, haciendo que yo soltase un leve sollozo sin encaminar al llanto. Fue solo que, realmente disfruté la complicidad y la sensación de sentirme más libre. Se soltó lentamente de mí y sonrió para confortarme, acariciando levemente mi mejilla. Después volteó hacia Katherine, y se abalanzó sobre ella como si fuese una niña pequeña, abrazando su cintura. Kat sonrió y enredó sus brazos al rededor de ella, pero fue fugaz, Melanie se alejó como si realmente se quisiera mantener firme ante ella. Katherine comenzó a reír mientras negó con la cabeza ante la actitud de Melanie. 

- Bien. Demasiado amor meloso por hoy. - Ella dio media vuelta y de nuevo se dirigió a su puerta. 

Me acerqué más a Katherine mientras entrelazaba nuestros dedos. Ella acarició mi mano con su pulgar, tranquilizándome. 

- ¡Hasta luego, Domkat! - Habló Mel, cerrando la puerta. Katherine y yo nos miramos. 

- ¿Domkat? - Preguntó ella con una expresión confusa pero sin dejar su sonrisa, su tan divina sonrisa. Elevé mis hombros indicándole que no sabía el porqué, pero me gustó cómo sonaba. 

Al parecer era una combinación de nuestros nombres, y eso me hizo sonreír en serio. 

Temo y me atormento tanto, porque solo quiero hacer que dure, que dure por todo lo que sea posible porque la amo, en verdad la amo. 

Y Dios, duele tanto no poder decirlo libremente.