Capítulo 50

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20 de noviembre, 2015

Punto de vista, Katherine.

Habían pasado semanas desde el acontecimiento y yo no había tenido la oportunidad si quiera de que Dominique me contestase los mensajes. No quería parecer intensa aunque lo estuviese, quería darle todo el espacio del mundo, así que después de tan solo unos días de lo ocurrido, dejé de insistir.

Estaba más relajada en ese aspecto, pero como algo que no me dejaba en paz, la espina de querer ir a aquel lugar que ella y yo conocíamos bien me pesaba, aquella cabaña.

Sonaba estúpido y era estúpido de mi parte, pero cada vez que se cruzaba por mí el pensamiento de ir hacia ese lugar solo para tener la oportunidad de verla, me hacía sostener fuertemente las llaves de mi auto y salir en busca de ella.

Una vez lo hice, a medio camino deserté.

De nuevo lo intenté, y tan solo al salir de mi apartamento mis pies se obligaron a quedarse estancados.

Pero las ganas no cesaban, y en más de una ocasión mi auto logró estar tan cercano a esa cabaña como también la soledad lo estaba, porque ella estaba en cualquier otro lugar menos en ese.

Sonaba intenso, sí.

Sonaba paranóico de mi parte.

Me detuve a pensar muchas veces en si estaba completamente bien mentalmente o si me hacía falta repasarme todo lo que estuviese haciendo para darme cuenta de que no actuaba de la manera adecuada.

Parecía todo un infierno.

Un infierno que yo comencé.

Quería verla, aunque fuese solo por un segundo.
No pretendía nada más que eso, pero estaba desesperada de a ratos.

Y ese día, era uno de esos.

Después de visitar una cafetería cercana en donde trabajaban mis amigos más allegados, salí con tranquilidad hacia mi edificio.

Paré a medio camino del estacionamoento, con la brisa fresca de esa tarde acompañando mis ideas, rebusqué entre mis bolsillos las llaves de mi auto, que estaban en conjunto con las de mi apartamento. Me quedé estática por minutos exagerados hasta decidir cambiar mi dirección y dirigirme hacia mi auto.

Me prometí que esta, sería la última vez en hacerlo.

Entré y encendí el auto de manera tranquila, suspiré y salí del lugar con rumbo hacia esa colina.

Sabía que las posibilidades de encontrarla eran muy bajas, ¡pero ya qué! El viaje me ayudaría a estar alejada de mi refugio protector por más tiempo de cualquier modo.

El camino de tierra había comenzado y mis dedos no paraban de golpetear el volante. Parecían estar nerviosos también.

Divisé el camino que partía hacia el lugar, el césped como siempre, muy bien cuidado y la cabaña vieja, pero sin ningún rastro de otro vehículo.

Eso solo significaba, mi último fracaso.

Detuve el coche lentamente cuando estuve al frente de la entrada del siguiente camino. Suspiré y supe que esa era la última señal que el universo me daría.

Me mordí levemente el labio inferior y cerré mis ojos, antes de poner en marcha el vehículo.

Di la vuelta retomando el camino, hasta que mi corazón se detuvo.

Dejé de acelerar de manera instantánea cuando a la distancia, un auto aparecía.

Y no era un auto que desconocería fácilmente, eso me hizo apretar el volante hasta ver mis nudillos blancos.

Butterfly (DomKat) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora