°Bakugou Katsuki°

Aséreje: Ai Se Eu Te Pego.

—¡Chicos hagamos el reto de Internet!— entro gritando a la sala común el peli amarillo con el rayo en el pelo, seguido del bakusquad, sin Bakugo claro.

—¿Que reto sería Denki-kun?

—Verás midoriya, dónde invocamos a un demonio.

—¿U-un demonio?

— Así es, corran las mesas, vamos hacer un círculo de invocación, y estas velas.

Algunos no muy convencidos corrieron la mesa, es que quien puede resistirse al pequeño omega de quirk eléctrico, nadie, y menos su alfa.

Jiro a pesar de pensar que es una estupidez, porque definitivamente no existen los demonios, hizo el círculo y puso las velas para que su pequeño omega no perdiera esa radiante sonrisa.

Para cuando estaban todos listo, todo el bakusquad se sentó alrededor del círculos, y los compañeros detrás de ellos.

Vieron como kaminari sacaba un papel y lo empezaba a leer, según el es para invocar al demonio llamado zero-chan

—Mira lo que se avecina a la vuelta de la esquina viene zero-chan rumbeando, con la luna en las pupilas y donde más no cabe un alma allí se mete a darse caña poseído por el ritmo ragatanga.

El fuego de las velas empezaron a moverse, al igual que el suelo, pronto un humo apareció en el círculo, muchos creían que era un simple truco de Kaminari.

—Aserejé de je, de jebe tu de jebere sebiunouva, majabi an de bagui an de buididipi, aséreje de je, de jebe tu de jebere sebiunouva, majabi an de bugui an de buididipi.

Las velas se pagaron, pero el círculo estaba iluminado junto con el humo, después un olor muy conocido para ellos provenía del círculo.

Un olor a picante, pero dulce como a algodón de azúcar, junto con un olor a  rosa coral y rododendro.

Aunque sólo un alfa podía oler el algodón de azúcar.

—¿Quién mierda se atrevido a invocarme?

Un chico pelirubio cenizo, piel pálida, pero hermosa, unos hermosos ojos rojos rubí, una cintura de infarto, alas rojas al igual que la cola.

Vestía con un atuendo sexy, era una clase de vestido color verde corto hasta el muslo, abierto en el muslo izquierdo, con un escote hasta el torso, junto a unas medias rojas-grises con unas ligas que se ajustaba en los muslos.

Todos estaban boquiabiertos, frente a ellos estaba su compañero gruñón, enojón, que pareció del mismísimo círculo.

—Tu eres, lo que me mata. — sé escucho decir del bicolor, que soltaba feromonas de excitación.

—ay si te atrapó , el placer, es lo que me mata.— se escucho de mineta, que intentaba acercarse a bakugo para tocarle el trasero.

La habitación olía a excitación de puros alfas.