3. Bowclevan la Ciudad de las Luces.

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Momentos más tarde se despertó en el charco de agua donde había caído. Estaba completamente mojado y se dio cuenta que seguía en el mismo lugar donde encontró a su novia.

—!Kait, Kait! —grito al mismo tiempo en que se levantó, pero ella... Ya no estaba.

Apretó la mandíbula al instante en que sintió un fuerte dolor en la parte de su hombro donde había recibió el golpe y sin importarle caminó tratando de ignorar el dolor, volvió a buscar a su novia viendo a todo su alrededor y notó el camino que se había formado entre el pastizal por donde el sujeto arrastro y se llevó a su novia, entonces sin dudarlo lo siguió.

Pasado un poco de tiempo en el camino se dio cuenta que había llegado a la autopista, aquella carretera que conducía hacia la colina, un lugar privado de Élite donde ni siquiera él tenía acceso. Estaba parado en medio del arrolló vesicular, solo estaba él y su sombra que se marcaban en el suelo gracias al arbotante que iluminaba parte del camino, ni siquiera tenía la menor idea hacia qué rumbo se la había llevado. Entonces por fin entendió que ya no la encontraría en ese lugar así que de prisa fue en busca de su auto y estando ahí, llamo a la policía donde fue y rindió declaración de lo que había sucedido y así mismo buscaran a Kaitlin lo más pronto posible. No había más tiempo que perder, ya que la mujer a quien él amaba estaba en peligro.

El sol empezaba a radiar sus primeros rayos de luz, eran las 6:00 de la mañana y aún su preocupación no le permitía conciliar la calma, estaba en la integral cocina de su apartamento, sus manos le temblaban mientras trataba de tomar una taza de café después de haber tomado una ducha para quitarse todo el lodo que traía consigo, se había quedado distraído pensando, imaginado lo que le debió de haber pasado a su novia, ¿Estaría con vida? ¿Qué fue lo que sucedió?

El timbre de la puerta lo puso estable en la realidad, no imaginaba quien había llegado a verlo a temprana hora y al ver al personaje que estaba en la pantalla de monitor de la cocina, presiono el botón de entrada. Cuando vio al rubio de ojos verdes entrar a la sala se apresuró para abrazar a su amigo.

—¡Zac! —inquirió con la voz quebrada, tenía los ojos húmedos y un nudo en la garganta.

—Supe lo que paso, no sabes cuánto lo siento —respondió el rubio, Mark tampoco tenía la menor idea de cómo se sentía él, pero tenía la obligación y el deber de ser fuerte para no mostrar debilidad ante la situación de su amigo.

—Todo es mi culpa —Mark apenas pudo pronunciar, mientras se limpiaba la mucosidad con la manga de sus jersey. Estaba devastado, no era fácil verlo en esa situación, había esperado horas para desahogar lo que sentía.

—No te preocupes, Refuerzos de la Elite ya está trabajando el caso. La encontraremos. —inquirió el jefe de la RE.

—Gracias hermano, ¿Quieres un café? — emitió Mark con cierta tranquilidad mientras se desviaba a la cocina, Zac lo acompaño y juntos se sentaron en la isla, Mark le conto lo que lo que en realidad había pasado.

Esa mañana la policía de Bowclevan tan pronto se habían encargado del caso, empezaron la búsqueda dando el recorrido por todo el pastizal por donde Mark había indicado a verla visto por última vez, tratando de encontrar alguna pistas que ayudarían a resolver el caso, tuvieron que restringir el acceso a esa área, donde ya se concentraba, la policía, los investigadores y los medios de comunicación. A esa hora de la mañana ya se había encontrado pocos residuos de sangre y algunos objetos como eran: la otra zapatilla, el abrigo rojo y un pequeño arete que al parecer le pertenecían a Kaitlin. Las noticias a primera hora habían alarmado a toda la ciudad, era las crónicas más relevantes del momento.

El vuelo 503 toco tierras Bouclines a las 5.00pm, un grupo de seguridad nacional escolto a la familia Pawell hasta llegar a su casa.

—¿Qué es lo que tienen que decirnos? —inquirió Adrian Pawell con su semblante un poco extrañado. Estaba sentado junto a su esposa. —Mark ¿Qué está pasando?

—¿Dónde está Kaitlin? —intervino la señora Pawell y se levantó del sofá. No era para nada tranquilizante el ambiente de estar rodeada de policías dentro de su casa, tenía el presentimiento que algo estaba ocurriendo y su hija no estaba en casa. Entonces se dirigió hacia las escaleras para subir a buscarla y antes de pisar el primer peldaño una voz la detuvo.

—¡Kaitlin no está! —expresó Mark con la vista al suelo, no sabía cómo contarles la situación.

La señora Pawell se quedó helada, confundida y miro a su esposo quien también se encontraba en el mismo estado de shok.

El jefe del departamento de policías poso su mano sobre el hombro de Mark y se permitió dar las palabras. A esa hora de la tarde la policía de Bowclevan le informó a los Pawell el suceso desaparecimiento de su hija única. La señora Genovevie no terminó de creerlo cuando Mark se atrevió a contentarle lo que había pasado esa noche, la última vez que vio a su hija en la fiesta. La Señora Pawell calló desmayada en lágrimas sobre la alfombra de piel que cubría el piso de madera de su sala, su esposo acudió rápidamente por un calmante y la pusieron estable ahí mismo.

—Señora Pawell le prometo que encontrare al sujeto y lo haré pagar por todo lo que ha hecho — dijo Mark abrazándola.

—!Mi hija! ¿por qué a ella? —Genevieve estaba terriblemente destrozada por dentro, saber que a su única hija se la había llevado un sujeto desalineado era doloroso para ella.

—!La encontraremos, no se preocupe, yo le aseguro que la encontraremos y la traeré de vuelta a casa!— Recalcó el joven atormentado.

Los Pawell habían regresado felizmente de su viaje que emprendieron a Venecia esa semana para arreglar el problema matrimonial que traían consigo de yacía un par de años, querían darle a su hija el éxito su su reconciliación, pensaron mejor las cosas y comprendieron que era mejor revocar el divorcio por el bien de dos y también para su hija, pero la realidad fue para ellos algo infausto y la unión se forjó más al percibir la pérdida de su única heredera de lo poco que tenían.

Lo mismo sucedió en toda la universidad, Ritterford había informado a toda la escuela la terrible noticia, su salón de clase, sus amigas y los integrantes de la orquesta sinfónica donde también era parte del equipo, todos ellos lamentaron la terrible desaparición de una de las chicas más sobresaliente de todo Ritterford.

Las investigaciones privadas continuaban, sobre todo en la facultad de finanzas donde la policía habían entrado en vigor, entrevistando a los alumnos que estuvieron cerca de Kaitlin esa noche para encontrar pistas de quien era el sospechoso que había realizado tal anomalía y del ¿Por qué? Y ¿Adónde se la llevó?

El terrible caso de la ciudadana Kaitlin Pawell de 25 años de edad, trataban de no difundirlos por todo los medios de comunicación ya que eso atemorizaría y mancharía la reputación de la ciudad por lo que sucesos como ese y otros tipos de casos en donde exististe la extremada maldad, no solían suceder dentro de "La Gran Ciudad de las Luces" donde la seguridad, la educación y la economía estaban a la vanguardia. Era la ciudad más prestigiada donde se concentraba la mejor tecnología y las mejore fuentes de ingresos económicos de todo el mundo, manipulado por el consejo de empresarios más exitosos del mundo, personas que formaron una red de Élite de negocios denominado RENNB donde participaban hombres multimillonarios, dueños de grandes fortunas, acciones, empresas y hasta ciudades enteras.

Abrázame... En mis SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora