Por otro lado los Pawell estaban al pendiente de las noticias que rendiría la policía y de todos los medios que habían contratado para investigar el caso de su hija. Mark al igual, había salido en busca de Kaitlin sin tener resultados, lo peor de todo era que no se imaginaba que estaba a unos kilómetros de allí. Lo único que pensaba era que quizá el sujeto que se la llevo, planeo bien el secuestro para no dejar ningún rastro.
La Policía seguía encontrando objetos de las pertenencias de Kaitlin que no ayudaban en mucho y que fueron encontrados en partes diferentes, esto hacia más complejo el caso. Pero a lo lejos en ese lugar desconocido dentro de la mansión después de un largo rato se había cansado de buscar la salida, también se dio cuenta que los teléfonos que estaban en la mansión no podían hacer llamadas al mundo social, el único número telefónico que se sabía en memoria, era el de su novio Mark, pero las llamadas para Bowclevan estaban restringidas solo tenía acceso a la élite. Intentó llamar varias veces pero la operadora repetía lo mismo.
-¡carajo! -musito impaciente y desesperación.
-¿Ya se siente bien Señorita?
Aquella voz masculina resonó en sus odios y un severo escalofrío rodeo su espalda al mismo tiempo en que colocó el teléfono en su lugar y se dispuso a dar la vuelta lentamente para descubrir el rostro del que se había atrevido hablarle hace unos instantes.
Era un sujeto de aproximadamente treinta años de edad, alto, cuerpo esbelto y tenían un afeitado estupendo que lo hacia ver mas joven, su vestuario de traje oscuro indicaba que formaba parte del servicio.-Soy el mayordomo-Se presentó amablemente estrechando su mano. Kaitlin se quedo quieta.
-Por favor no me hagan daño -Replicó con una novata posición de defensa.
-Tranquila, nadie la hará daño- Contestó el mayordomo acercándose un poco más.
-¿Dónde estoy?- Preguntó rápidamente, asustada y un poco violenta.
-Ho, ho, tranquilizase señorita lo mejor será que suba y siga guardando reposo- musitó una vez mas el mayordomo indicando el piso de arriba.
-!No, claro que no! yo solo quiero irme a casa- Inquirió, para después irse hacia la puerta.
-No puede irse, el doctor sugirió que guardara reposo -El mayordomo insistió.
-¿Doctor, cuál doctor?, no he visto a ninguno desde ayer -replicó ella.
-El doctor personal de los Sttaphor, el que la atendió está madrugada.
-¿Quiénes son los Sttaphor? -La mujer lo pronunció con una gran interrogación
-!Pero! ¿Que es lo que está usted preguntando?- Impresionado el mayordomo.
-Si, ¿Quiénes son?- Volvió a preguntar haciendo una mímica.
-¿Nunca has escuchado de los Sttaphor?... Pero en qué mundo vives -Fedrich contestó irónico.
-¿Existe algún problema que yo no esté enterada de lo que pasa en mundo del narcotráfico?- Respondió furiosa.
-!Hey, tranquila! Los Sttaphor no son ese tipo de personas, además, los narcotraficantes no existen aquí, solo son mitos y leyendas que cuentan de otros países, pero deberías de informante más sobre la élite de Bowclevan- bufó y se retiró dando la media vuelta.
-La élite, ¿Que élite? !Oye, espera!, no has respondido a mi pregunta, ¿Cómo dices que te llamas?- Kaitlin insistió.
-Soy el mayordomo- Contestó volteando su rostro serio por encima del hombro.
-¿Que estoy haciendo aquí? y ¿Por qué así?- Preguntó ella señalando su atuendo.
-Creo que aún no se siente bien del todo señorita, así que iré por algún calmante para que deje de hacer muchas preguntas- Contestó Fedrich mientras se dirigía hacia el ascensor.
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Abrázame... En mis Sueños
Novela JuvenilTras un atentado esa noche en la fiesta de los hijos de la Gran Familia, Kaitlin Pawell conoce a Chris Sttaphor un joven político. Su mundo entra en conflicto cuando descubre un fideicomiso a su nombre y su deseo de estar con el hombre que le salvo...