Abrázame... En mis Sueños

8. La Chica Pelirroja.

Estaba ahí parado, nervioso, pero muy decidido. Su vestuario le sentaba muy bien, como todo un galán bajo de su auto y caminó hacia la entrada del corporativo Sttaphor

Al llegar la recepcionista lo abordó, dandole la bienvenida y le indicó su lugar de trabajo, entonces tomó el ascensor y subió al piso No. 46, continuó sus pasos por el pasillo silencioso, parecía ser como si no hubiese nadie, ya que se respiraba demasiada tranquilidad desde que llego, por lo que todo se mantenía en un mismo orden, hasta que por fin descubrió la sala de administradores. Ahí estaban todos los del departamento, cada uno en sus cubículos ocupado en su labor. La vista inmediata de todos los trabajadores se penetraron hacia él, como una inercia que atrae a los cuerpos. El chico nuevo buscó su cubículo, mientras la mirada de sus nuevos compañeros lo acompañó hasta encontrar su espacio de trabajo que se encontraba hasta el rincón donde el sol no le pegaba en todo el día, sin quejas ni reproches accedió por dejar su portafolio sobre la mesa y se dispuso a desabotonarse el saco para dejar lucir el músculo de su cuerpo que resaltaban sobre su camisa, haciendo llamar la atención de todas las mujeres del departamento. Mientras se acomodaba lo tomó por sorpresa la voz jovial de la secretaria, su aspecto femenino era de cabello lacio, corto desde la nuca y las puntas frontales le caían hasta su hombro, su corte de cabello se acompañaba con un fleco que congeniaba con el ángulo de su rostro, al igual que todos los demás vestía un atuendo formal con el logotipo de la empresa.

— ¿Eres nuevo por aquí, verdad? —Emitió sonriente la dama con una pose sensual que atrajo la mirada del joven hacia ella.

— !Si!...¿Se nota? —contestó con sarcasmo.

—Soy Tiffany Claime, si necesitas algo aquí estaré.

—¡Gracias! —Balbució mientras veía los documentos que se encontraban en su escritorio y sin mas que decir, la jovencita se retiró.

Mark aprovecho y volteo a verla para observarla de pies a cabeza hasta que desapareció de la puerta con una sonrisa en su rostro. Alzó las cejas y acento con la cabeza para dar su visto bueno.

Esa era la rutina de todos los días llegar a su cubículo, revisar documentos, rellenar facturas, atender algunas llamadas y el resto lo ocupaba para conocer y coquetear con todas las chicas que se cruzaban en su camino.

Días después...

—Tiffany ¿Que pasa con el presidente del corporativo? no lo he visto desde el primer día que llegue a trabajar —Preguntó Mark mientras guardaba los recopilados en una caja color gris.

—El presidente esta en sus viajes de negocios, es probable que mañana este de vuelta a la ciudad.

—Y cuanto tiempo...

La presencia de la directora del departamento lo interrumpió sin poder pronunciar mas palabras, la mujer dejó un bloque de archivos en el escritorio de su administrador con el rostro serio del que siempre se caracterizaba.

—Quiero el total de ingresos y egresos de este mes en mi escritorio por favor —Emitió con una mirada fulminante y se retiró. —¡Delatour! —volvio a llamar antes de cruzar el humbral. — Quiero que su trabajo sea de calidad, de lo contrario, baya buscando otro empleo —y por fin se retiro con su rostro de arrogancia.

Tiffany rodó los ojos después de verla partir y miró a su amigo que se encontraba totalmente pálido y es que jamas alguien le había hablado de esa manera, ni siquiera su madre quien siempre fue demasiado estética con él, ahora empezaba a divagar por su mente donde encontraría otro empleo porque estaba seguro que, estaba despedido.

Siempre se preguntó si algúna vez alguien había visto sonreír a su jefa, había pasado una semana y ni siquiera la había visto sonreír, lo único que sabía era que estaba enamorada del presidente la compañía, pero su vida personal no era lo que ahora le importaba, así que empezó a descarga los archivos financieros del mes y relleno todos los oficios que la directora le habia indicado, estaba demasiado concentrado en su trabajo que ni siquiera se dio cuenta cuando Tiffany se despidió de él. La hora de la jornada habíaterminado todos los trabajadores de la empresa se habían retirado, era el único que se encontraba ahí dentro en el departamento de administradores y en cuanto terminó dejó en el cubículo de la directora los archivos y se retiró exhausto, después de una jornada de trabajo.