Todo empieza en ti [Rubegetta]

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Samuel estaba con Alex en el carro, le estaba enseñando juegos de palmas para que se divirtiera con sus amigos en la escuela, pero le tomaba tiempo aprenderse las rimas, tras unos minutos intentando jugar apareció el castaño por la puerta, el moreno le saco el seguro para que pueda entrar –Alex ¿Te gustaría quedarte con tu tío un día más? Sería como una pijamada larga– la emoción en sus ojos reflejaba su respuesta –¡Si!– gritó dentro del carro, e hizo que el mayor a su lado se tapara los oídos con sus manos –Chaval, me vas a dejar sordo– musitó cuando el niño ya guardaba silencio –Sam, ¿Crees que me puedas hacer de movilidad hasta casa? Por favor– pidió un poco avergonzado por no tener el carro con ellos –Claro, ¿Irá Alex con nosotros?– el menor asintió abrochado el cinturón de seguridad –Si no es molestia...– el moreno lo interrumpió –Claro que sí, de paso que se lleva algunos juguetes que le guste– comentó sentándose adelante –¡Si! Papá, ¿Puedo enseñarle mis juguetes?– sin decir nada asintió tomando asiento al lado del conductor –Vale, pero no todos que luego dejaras todo desordenado antes de irnos– el viaje fue tranquilo, Alex les contaba que había visto a su tío Frank, y Rubén solo ponía una mala cara.

–Papá ¿Por qué arrugas tu frente cada vez que menciono al tío Frank?– la curiosidad del niño hizo traerle a la mente varios recuerdos, y aunque no lo había dañado directamente, dejo a uno de sus mejores amigos, en la mismísima mierda, que no quería salir de casa, que lloraba con cada cosa, y peor fue cuando al revisar redes sociales —Grave error— encontró una foto de él con un chico, y de descripción una frase cariñosa; volviendo a la realidad –¿Pero que dices Chiqui? Yo no arrugo nada– contestó haciendo la misma expresión que hace unos momentos –Que sí, es la que estás haciendo ahora– Rubén miró a Samuel para que le de apoyo en esa conversación –Mira lo que pasa Alex, es que tu papá se pone así ya que al estar adelante le da el sol en la cara– sonrió y lo volteó a ver una vez el semáforo se puso en rojo –Gracias– susurró intentando acercar su mano a la de él, pero se quedó en intento –No pasa nada, aquí estoy para cubrirte– el pelinegro si se animó por hacerlo, dejando unos cuantos segundos descansar su mano sobre la pierna del castaño, acariciando cerca de sus rodillas.

El coche de atrás tocó el claxon advirtiéndole que había cambiado el color, haciendo que quitará su mano rápidamente para echar a andar el auto en camino a el hogar del menor.

Cuando llegaron estacionaron el carro frente a la puerta y entraron, el pequeño subió corriendo las escaleras mientras que su padre se quedó abajo con Samuel buscando algunas cosas que llevarían –Perdón por el desorden– se disculpó cuando estaban en la sala, había dejado todo lo que había llevado el día anterior tirado sobre el sofá –No te preocupes, seguro mi cuarto esta más desordenado que esto– sonrió ayudándolo a guardar lo que necesitaban en la gran maleta; pronto bajo Alex con una carreta por las escaleras, era roja con ruedas, llevaba dentro varios juguetes y peluches, al llegar abajo jaló de la mano al moreno y lo apartó hacia un lado –Mira– sacó algunos de sus juguetes mostrándole el nombre de cada uno, lo llevo al frente de un televisor y se sentaron en una alfombra –Papá, ¿Podemos prender la tele?– Rubén sabía el porque quería prenderla –Solo un rato–.

Encendió la televisión y puso un programa que estaba justo proyectando –Ese es mi programa favorito– le contó mostrándole una vasija donde tenia algunos de sus juguetes –Es DinoDan– habló sacando sus dinosaurios, comenzó a decirle el nombre y especie de cada uno, como lo hacían en la pantalla –Mi favorito es el Espinosaurio, es muy grande– al decir eso último, con sus brazos simuló su tamaño hasta donde pudo, Samuel río a su lado hasta que una voz los interrumpió –Alex, ¿Que juguete vas a llevar?– el niñito se quedó pensativo, quería llevar sus dinosaurios, pero también quería llevar su avión metálico, no podía elegir –¿Puedo llevar dos?– sonrió para mostrar ternura, sabía que cuando su papá decía uno, uno tenía que llevar, pero valía la pena intentar –Solo está vez– al escuchar la respuesta se emocionó –Gracias, gracias, gracias, gracias, gracias– lo abrazó y metió en su mochila sus dinosaurios y su avioncito –Vamos donde el tito Alex– exclamó corriendo a la puerta, se subieron y echaron a andar el coche –Voy a decirle a Alexby que vamos yendo– buscó su móvil por sus bolsillos y no lo encontró –Ostia, creo que lo deje en su casa–.

Buenas, que tal gente?

Buzón de sugerencias ❤