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2 : 40 AM
Domingo

Na. Dream

Estaba en mi habitación,
Perdido entre sábanas. Mis párpados
Cerrados, sintiéndose pesados, y teniendo un sueño maravilloso que hasta parecía real.


Quería quedarme así por siempre,
pero no duró mucho hasta que escuché
pequeños golpes en mi ventana.
Parecía como si estuvieran tirando piedras tratando de romper el delicado vidrio.

Como si estuvieran en una pelea por quien entraría primero pero solo eran simples gotas de agua.

No pensé que algo tan delicado y pequeño
Podría hacer tanto escándalo.

Abrí mis párpados, sentándome en mi cama y observando toda mi habitación, estaba oscura, sombría y solitaria.

 
La única fuente luz que me salvaba de aquella sombría oscuridad, era de una las ventanas. Había olvidado cerrar la cortina, pero no contaba las ganas ni las suficientes fuerzas para levantarme completamente de la cama y caminar hasta allí, simplemente no hice nada, me acosté de nuevo escuchando como el ruido de la lluvia inundaba mi habitación tanto con mis oídos, y como mis ojos reposaban siguiendo cada paso de las gotas de agua sobre el ventanal.

 Era un ruido tanto estresante como calmante, era un ruido
que ayudaba a despejar la mente o eso era para mí.

Me quedé embobado mirando ahora sin rumbo,
pensamientos nuevos empezaron a llegar; pensamientos de mi vida, mi canal de YouTube, mis fans, mis familia, mi carrera, George, George y su dulce sonrisa, su cabellos olor a fresas, su...

—...¿Que?—. Hablé para mí mismo.

¿Porqué de repente pienso en George?

¿Supongo que es normal pensar en tus antiguas amistades, no?

Traté de olvidar ese pensamiento hundiendo mi cara en una de las frías almohadas decoradas en mi cama, pero más pensamientos sobre George vinieron, más y más a mi cabeza, sacándome de quicio.

El sonriendo, nuestras manos entrelazadas, nuestra primera visita, el llamándome por mi verdadero nombre una y otra vez, su tierna risa... Me senté rápidamente en mi cama como si toda esa pereza en un abrir y se cerrar se hubiera esfumado.

 Tenía la piel de gallina y sentía como el calor se apoderaba de todo mi ser, mi respiración ahora era agitada, como si hiperventilara, y como el sudor perlaba mi piel, constándome ahora respirar, como si un nudo en mi garganta me lo impedía.

Sentía como si el corazón se me iba a explotar del pecho tan solo escuchando ese nombre.

George.

Volteé la almohada del otro lado, para estar más cómodo con el frío del
otro lado, estaba cansado, me había rendido.

 Mis pensamientos ahora me agotaban, cada vez, ahora se habían apoderado de mí.

Sentía como poco a poco ahora me iba cayendo, como
cada vez mis párpados se hacían más pesados, como ahora cabeceaba en busca de un lugar para mi cabeza y como mis dedos se enredaban entre las cobijas.

𝐄𝐬 𝐆𝐞𝐨𝐫𝐠𝐞. 𝐷𝑁𝐹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora