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N.George

Aún estaba de pie , esperando que las lágrimas dejarán brotar de mis ojos, algo que parecía una eternidad sin fin.

Poco a poco lo que parecía una cascada se había transformado en pequeñas gotas escurriendo mi rostro, y lo que poco a poco eran gotas ya no eran nada.

Mis ojos como era de esperarse se sentían hinchados, mis párpados me dolían volviéndose cada segundo más pesados y más difícil de abrir. Se sentían magullados.

Debía ir al baño para lavarme la cara pero estaba desganado, simplemente me quedé ahí, mirando un punto fijo hacia la nada, me sentía como si estuviera en una de esas mañanas en la que te levantas con resaca y tú cuerpo no da para más, queriendo desaparecer.

«En dónde te sentías como si estuvieras en el mismísimo infierno.»

Pero debía continuar, ya era alguien maduro y dejarme derrotar por este tipo de cosas me hacía ver cómo alguien pasmado y vulnerable.

Me conecté de nuevo a la realidad, terminando de organizar lo que había empezado, al terminar decidí salir un rato a mi jardín para despejar mi mente con el gorjeo de las aves, era una melodía que era bastante relajante aunque a veces llegaba a ser un poco molesto y estresante con tantas aves cantando por doquier pero luego se sincronizan formando un solo canto, un maravilloso canto que invade tus oídos y llega a ser algo confortante.

Caminé hasta la entrada trasera de mi casa, apoyándome en la puerta, escuchando como mis huesos tronaban. Sintiéndome ahora más liviano.

Observé el atardecer frente mío, sintiendo como el viento golpeaba mis cabellos haciendo que éstos se despeinaran, revolcándolos, llevándolos a pegarse en mi frente.

Faltaban pocas horas para que el día se acabase, así que aproveché a sentarme y esperar hasta que se ocultara el sol por completo, mientras la suave y fresca brisa golpeara mi desnudo torso.

Pronto sentí como mi gato restregaba su pelaje en mi espalda, buscando fricción, para luego subirse y acurrucarse en mi regazo. No evité llevar las yemas de mis dedos sobre su pequeña cabeza, sintiendo el sonido de sus sonoros ronroneos.

Pronto sentí como ahora mis párpados cada segundo que pasaba se cerraban, como mi cerebro estaba en una batalla por aún mantenerse despierto. Como mi cabeza tambaleaba en busca de un lugar para apoyarse y reposar.
Pronto mi vista se estaba poniendo borrosa, el sueño y el cansancio se estaban volviendo en uno solo, acumulándose, y se estaba apoderando de mí, había perdido la batalla. No tuve más elección que pararme, tomar entre brazos la pequeña bolita que descansaba anteriormente en mi regazo. Debía acomodar todo e ir a la cama para descansar de una buena vez, después de todo mañana tenía muchas cosas que hacer.

Al llegar a mi habitación simplemente me dejé derrumbar en el colchón para luego hundirme en el, viendo como mi gato se acomodaba entre mi entrepierna y volvía de quedarse profundo, cerré completamente mis párpados hasta quedarme profundo igual.

N.Skeppy ☁️

 Acababa de salir de una llamada con Bad. Me avisó que todos habían aceptado y que en dos semanas o una nos veríamos con los demás. La verdad es que me gustaba la idea de verme con los demás pero la mayor razón por la que había planeado el viaje era para volver a ver a Bad, ver de nuevo su sonrisa, su cabello color rubio almendrado, sus hermosos ojos color verde pasto, su rostro, mejor dicho... Todas sus facetas, todo el, era la definición de perfección en persona. Me gusta Bad, y desde que la primera vez que nos vimos me ha llamado la atención, me encanta cada parte de el, lo hace extraordinario, sin duda daría lo que fuera por el, si hasta fuera llegar a tirarme de un barranco para salvarlo ni lo pensaría dos veces. Aunque para mi mala suerte, se que el siempre me ha visto y me sigue viendo como su mejor amigo, y alguien de apoyo, confianza y confort. Me gusta que llegué a pensar eso de mí, pero también me da tristeza al ver que yo soy el único que lo ve con otros ojos.

𝐄𝐬 𝐆𝐞𝐨𝐫𝐠𝐞. 𝐷𝑁𝐹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora