-APENAS COMIENZA

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CHARLIE ENTRO A LA habitación de la rubia tratando de no hacer mucho ruido y sonrió al verla dormir acurrucada a un lado de la cama

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CHARLIE ENTRO A LA habitación de la rubia tratando de no hacer mucho ruido y sonrió al verla dormir acurrucada a un lado de la cama. Se parado frente a ella, llevando su mano al rostro de ella sintiendo su suave piel. Se arriesgó un poco y beso levemente su mejilla.

Ella se removió un poco sin despertarse completamente, él sonrió al ver el gesto que había hecho.

—Addi, despierta.–susurro.

La rubia soltó un gruñido removiéndose. Él sonrió de ternura y volvió a llevar sus labios a la mejilla de la chica.

—Vamos, addi, despierta.

—¿Charlie?–murmuró sin abrir sus ojos.

—Despierta, cariño.

Addison sonrió al escuchar como la había llamada y abrió sus ojos lentamente, encontrándose el rostro del canadiense muy cerca.

—Hola.–murmuró Addison sonriente.

Él sonrió.

—Buenos días, bella durmiente.

—¿Por qué me estás despertando a las 7 de la mañana?–pregunto luego de ver el reloj en su mesa de noche.

Él sonrió y se llevó su mano hasta la nuca un poco nervioso.

—Levántate, vamos a una aventura.–murmuró caminando hacia la puerta de la habitación.–Ponte tus zapatos de caminatas.

—¿Qué?–soltó pero ya era tarde, él había salido de la habitación dejándola sola.

Addison suspiro mirando el techo de la habitación. Tardó unos minutos en levantarse de la cama y aunque lo hizo con un poco de molestia, se vistió con curiosidad y un poco de emoción por saber que se le había ocurrido al canadiense.

Ató su rubio cabello en una cola de cabello antes de la salir de la habitación con ropa cómoda, las zapatillas que Charlie pidió y unos lentes de sol cubriendo sus ojos.

—Ni Owen ha logrado tanto, así que tienes mucha suerte.–murmuró ella con gracia cuando llegó a la sala donde él la estaba esperando.

—Me siento privilegiado.–comento.

Ella sonrió. Realmente ella haría cualquier cosa por él, se mentiría a si misma al pensar lo contrario porque en pocos meses había logrado caer a los pies del canadiense.

—Vamos.–murmuró él haciendo un gesto con su cabeza mientras extendía su mano para que la rubia la tomara.

Una sonrisa se dibujo en el rostro de Addison al ver el gesto del actor y tomó su mano con alegría. Salieron del departamento para luego llegar al auto al auto del canadiense.

—¿Sabes que puedes secuestrarme y yo estaría totalmente bien con eso, cierto?–bromeó ella cuando ya estaban en el auto.

Charlie soltó una carcajada al escuchar las palabras de la rubia.

LIAR || Charlie GillespieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora