-IT'S A DATE

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—¡OWEN, YA EL auto esta abajo!–gritó Charlie

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—¡OWEN, YA EL auto esta abajo!–gritó Charlie.

—¡Dame cinco minutos!–exclamó el rubio desde lejos.

Addison rio al escuchar la conversación de su hermano y Charlie desde su habitación, esos cinco minutos se podrían convertir en diez o incluso veinte.

La rubia había despertado temprano aquella mañana, no había dormido mucho pues tenía una idea sobre un dibujo que no salía de su cabeza. Cuando estaba por colocarse los audífonos, escucho como tocaban su puerta.

—Pase.

—Buenos días.–murmuró Charlie abriendo la puerta.

Ella sonrió.

Ya tenía una semana conviviendo con el ojo verde y debía admitir que cada vez se llevaban mejor.

—Buenos días.–lo saludo colocando los audífonos sobre una mesita.

—¿Estabas pintando?–pregunto con curiosidad viendo el lienzo frente a ella con algunas pinceladas.

Addi asintió. Aún de pie frente a su pintura.

—Tengo esta idea desde noche y no he podido sacarla de mi cabeza, así que estoy viendo que sale, tal vez sea un desastre.–bromeó.

El canadiense cerró la puerta adentrándose más a la habitación y se acercó al lienzo donde la rubia estaba pintando.

—Pues a mi me parece que esta quedando lindo.–murmuró observando con detenimiento la pintura.

Charlie no sabía mucho de arte pero lo que sí sabía era que la rubia tenía mucho talento y por alguna razón eso le gustaba.

— Charlie, lo que estás viendo son unas simple pinceladas.–refuto ella riendo levemente.

—Como dije, me parece que está quedando bien.–murmuró con gracia.

Addi negó con su cabeza mientras dejaba el pincel que tenía en su mano sobre su escritorio para sentarse en el banco frente al lienzo.

—¿Puedo preguntarte algo?–soltó de repente.

—Claro, Addi. Lo que sea.

Ella sonrió.

—Tengo una canción atorada en mi cabeza y creo que es una de las que ensayaron ayer.

—¿Cual?—cuestionó él sentándose en el borde de su cama.

La rubio murmuró muy concentrada lo que parecía una melodía, haciendo reír a Charlie.

Great.

—¡Esa!–exclamó la rubia con emoción, él sonrió.–Bueno me preguntaba si podías enseñarme cómo tocarla en la guitarra.–cuestionó con pena.

Él se sorprendió pues no la conocía de mucho tiempo pero sabía que su talento era el arte y le dejaba los instrumentos y el canto a su hermano.

—¿Quieres que yo te enseñe a tocar la guitarra?

Ella asintió.

—Te vez muy sorprendido.–murmuró addi con gracia.

—Pensé que la pintura era lo tuyo,–argumento aún un poco sorprendido.– pero si quieres que te enseñe a tocar, lo haré.

Ella soltó una carcajada.

—Se tocar un poco la guitarra, la batería es el talento de Owen y lo mío es más esto,–señaló el lienzo frente a ella.–pero tocar la guitarra me encanta, no lo hago seguido pero si toco un poco.

Él sonrió.

—Para mi seria un gusto enseñarte, Addi.–admito con un leve brillo en sus ojos y con una sonrisa en su rostro.

Ahí está esa sonrisa de nuevo, pensó Addi.

—Genial, es una cita entonces.–bromeó la rubia.

Charlie soltó una carcajada mientras observaba a la rubia. La encontraba adorable, cada uno de sus movimiento y géstale generaban ternura, además que estar con ella le generaba cierta paz, cierta tranquilidad y confianza.

—¿No vienes con nosotros hoy?–pregunto.

Ella negó con un movimiento de cabeza.

—Quiero terminar esta pintura, tal vez vaya más tarde.

Él soltó un "oh" un poco desanimado. La verdad es que estar alrededor de la rubia le gustaba, era agradable y aunque había días que ella no estaba porque estaba conociendo la ciudad o se quedaba en el departamento dibujando, le gustaba cuando ella los acompañaba y los observaba ensayar o cuando sacaba su cuaderno y dibujaba un poco mientras ellos trataban de ser una banda.

—No te preocupes, Charlie. Si necesitas que esté ahí para que puedas tocar bien te puedes llevar mi pincel de la suerte.–bromeó.

—Hey, no es una mala idea.–comento él riendo.

El par pasó unos segundos observándose con una sonrisa en sus rostros, parecía que eran amigos de hace tiempo, era algo inexplicable, tenían una especie de conexión especial.

—¡Charlie!–exclamó Owen fuera de la habitación.

—¡Aquí!–grito él de vuelta.

El rubio abrió la puerta, asomando su cabeza.

—Estoy listo.–informó un poco agitado, seguro estaba arreglándose con apuro.–¿Qué estaban haciendo?

—Le estaba pidiendo a Charlie que me enseñara a tocar la guitarra.–mencionó la rubia.

Su hermano sonrió asintiendo.

—Vamos que ya es tarde.–comento Owen.–¿No vienes con nosotros?–le pregunto a su hermana.

—No, más tarde.

Los chicos asintiendo. Charlie se puso de pie y comenzó a caminar hacia la puerta de la habitación.

No sabía que se había apoderado de ella pero apenas vio al canadiense caminar hacia la puerta algo se encendió dentro de ella y aunque no era de compartir sus elementos de artes, había algo en ella que le decía que lo hiciera.

—Charlie, espera.–hablo Addi haciendo que él se diera la vuelta al igual que su hermano.

Ella tomó de su escritorio un pequeño pincel de color blanco, que realmente era su favorito y cuando pintaba con el sentía que cualquier pintura o retrato quedaba perfecta. Pero quería que él lo tuviera, ¿por qué? Aún no sabía exactamente.

—Toma, para que te dé suerte.–le entrego el pincel al ojo claros.

Él se sorprendió pero sonrió tomando el pincel.  Pensó que cuando lo dijo era una broma pero ella realmente estaba dispuesta a darle su pincel favorito.

—Gracias. Lo llevaré en mi bolsillo todo el día, para la suerte.–guiño un ojo.

Addi sonrió en respuesta para luego ver cómo el ojiazul y su hermano caminaban hasta la puerta principal del departamento. Owen miro una última vez a su hermana con una sonrisa en su rostro, él sabía que su compañero y la rubia se iban a llevar bien y ver que eso se hacía realidad lo hacía feliz.

La rubia le dijo adiós con su mano y observó cómo este le devolvió el gesto saliendo por la puerta.

Soltó un suspiro cuando estuvo sola y se colocó los audífonos colocando su lista de canciones para inspiración y se dispuso a terminar su pintura.

LIAR || Charlie GillespieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora