-CAN I HAVE THIS DANCE?

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—ME ENCANTA verte tocar la guitarra pero a veces pienso que debería quitártela para que me prestes un poco de atención

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ME ENCANTA verte tocar la guitarra pero a veces pienso que debería quitártela para que me prestes un poco de atención.–bromeó Addison

La rubia se encontraba sentada en la cama del canadiense mientras él tocaba la guitarra en la silla de la habitación.

Charlie soltó una carcajada y arrastró la silla hasta estar cerca de la rubia.

—Eso no es cierto, tú eres lo único en lo que pienso.–murmuró acercando sus labios a los de la rubia en un corto beso.

—Si si, claro. Tú y tu guitarra tienen una relación.

El canadiense admiró unos segundo a la chica frente a él con una sonrisa.

—Salgamos esta noche, en una cita.–murmuró observando los ojos azules de la rubia.

Ella sonrió y se acercó aún más al canadiense, acariciando sus mejilla hasta llevar sus manos al cabello largo de su novio.

—¿A donde quieres llevarme?

—A donde sea, a cenar, a caminar, lo que tú quieras.

Ella soltó una carcajada.

—En realidad no me importa, solo quiero estar contigo.–murmuró.– Mañana es mi ultimo día completo contigo y lo único que quiero es esto, pasar el rato contigo aún cuando pasas más tiempo con tu guitarra.–bromeó con sus dedos en el cabello del canadiense.

—Addison, sal conmigo en una cita.–pidió él.

Sus rostros seguían muy cerca, tanto que la rubia podia sentir cómo la respiración del canadiense chocaba con la suya. Sonrió y llevo sus manos a la nuca del chico y entrelazo sus dedos.

—¿Tengo que arreglarme y verme linda?

—Tú siempre te vez linda, es más, siempre te vez hermosa.–murmuró él sonriente.

Addison sonrió levemente mordiendo su labio inferior.

—Está bien, iré a una cita contigo.

—Gracias, prometo que no llevaré a mi guitarra.–bromeó.

—De hecho, me gusta tu guitarra y me gusta cuando tocas.–mencionó.–Me gustaría quedarme más tiempo para verte tocar.

—¿Solo para verme tocar?–pregunto Charlie con gracia.

—No, para hacer esto también.–dijo antes de acercar sus labios a los del canadiense en un suave beso.

—Mmm, me gusta, sigue haciéndolo.

Ella sonrió y volvió a unir sus labios.

—¡Agh! Ojalá me pudiera quedar más tiempo.–se quejó la rubia.

—Quédate.

—No puedo.

—¿Por mi?–hizo un puchero haciendo reír a su novia.

LIAR || Charlie GillespieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora