- 《 oh no, there you go, making me a liar 》
La vida de Addison era normal comparada con la de su hermano el actor Owen Patrick Joyner pero su vida cambia cuando él le pide que se mude a Canadá junto a él y su compañero Charlie Gillespie, del que ell...
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ADDISON NO ERA UNA PERSONA muy ansiosa, si, pensaba mucho las cosas pero no sufría de ansiedad, a diferencia de su hermano, pero al despertarse esa mañana sentía como su cuerpo se encontraba ansioso y como su cerebro estaba trabajando a mil por hora.
La noche anterior había terminado un dibujo del chico que últimamente reinaba en sus pensamientos y decidió que al día siguiente se lo daría. No podía seguir ocultando sus sentimientos, sobre todo porque corría el riesgo de quedar en ridículo de lo tonta que seguro de vos cuando observaba el canadiense en silencio.
Así que se levantó de la cama, decidida, escribió una nota muy cursi hasta para ser ella y lo guardo en un sobre. Pensaba dejarlo sobre el mesón de la cocina sin que nadie la viera, aún era temprano y había quedado con su amiga Savannah en pasar todo el día juntas. Por lo que, cuando estuvo lista salió de la habitación tratando de no hacer mucho ruido y camino hacia la cocina.
—Charlie.–soltó sorprendida al verlo preparando café.
Él volteó a verla con una sonrisa en su rostro.
—Buenos días, Addi.
El canadiense siempre se despertaba temprano pero ella no se esperaba encontrarlo en la cocina tan temprano ese día. Supo que el día anterior, él y los demás trabajaron hasta tarde, por lo que pensó que dormiría un poco más.
—¿Quieres café?–pregunto buscando una taza para ella.
—No.–dijo rápidamente.–Voy a salir con Savannah.
—Oh, bien. ¿Irán al set más tarde?–pregunto.
Ella asintió. Ahora que su plan se había arruinado tenía que pensar en algo rápido para que él no notara lo nerviosa que estaba. Tal vez podría dar el sobre y salir corriendo, no era la mejor opción pero era mejor eso que ver su cara cuando viera el dibujo.
—Eh...Charlie.
—¿Si, Addi?–murmuró sonriendo.
Ahí está su tonta pero hermosa sonrisa, pensó.
—Esto es para ti.–dijo enseñándole el sobre blanco.–Te hice un dibujo.–admitió pasándole el sobre.
Los ojos del canadiense brillaron, desde que conoció a la chica y supo que hacía arte, había querido que le hiciera un dibujo pero dejó de insistir cuando ella dijo que tenían un significado especial para ella y no le daba un dibujo a cualquiera.
—¿De verdad?–pregunto tomando el sobre.
—Si, llegó días tratando de terminarlo.–admitió en un murmuro.
