Capítul❍ 16.

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Había ido a casa a cambiarme, en realidad casi nunca iba a fiestas, a penas y solía asistir a las que Jisung hacía por su cumpleaños, y solo me quedaba una o dos horas y me iba.

Suspiré sin saber que colocarme.

No era que no tuviera ropa, incluso ahora tenía más gracias a lo que Seungmin había llegado a comprarme, casi todo era formal, otras cosas eran comunes y otras demasiado llamativas.

Observé todo un colgador donde se hallaba un conjunto, realmente era lindo.

Lo guardé, pero no es mi estilo.

Terminé recurriendo a Internet, busque algunos outfits de por ahí o incluso de famosos. Pero ninguno me terminaba por gustar.

Me tiré hacia atrás, tirando asimismo mi celular a un costado.

Me quedé pensando unos momentos, luego volteé al otro lado y vi el pequeño libro café, dudando en si alcanzarlo o no, finalmente lo hice y busqué la última página en la que me quedé.

"Hoy fuimos a la fiesta de una de sus primas, realmente estaba emocionada, así que pensé mucho en qué colocarme. Finalmente había ido con una camisa con rayas de zebra..."

Casi inmediatamente la fui a buscar, me parecía que ya haber visto en cuanto preparaba lo que sea. Al encontrarla la dejé sobre la cama.

", me había puesto un abrigo muy acogedor beige, unos zapatos negros..."

Asimismo fue el primero que encontré.

"... y una falda negra junto a un cinturón."

Paré pensando, no tenía faldas, así que con un pantalón estaría bien.

La chica detallaba más cosas como su maquillaje y así, pero tampoco tenia así que solo me arreglaría el cabello.

Hoy mamá llegaría temprano, incluso tal vez ya esté por llegar, y estaba seguro que si me veía ir a una fiesta querría arreglarme, así que debía salir rápido.

Ya con todo puesto solo traté de arreglar mi cabello, aunque este se caía de todas maneras. Me quité los lentes, ya que estorbaban y eso me dificultaba todo, pues casi no veía.

Suspiré exasperado pensando en dejarlo así, tenia mucho tiempo aun, específicamente dos horas antes de que Seungmin llegue.

Porque sí, mi casa estaba al otro lado de la ciudad, y le había dado otra dirección, por lo que debía estar en aquel paradero a la hora exacta.

—¡Minho! ¡Ya llegué cariño! —escuché retumbar como un eco en mi cabeza la femenina voz de mi madre.

No quería admitirlo pero tal vez me podría ayudar.

—¿Minho? —pronunció, ya estando cerca de mi habitación, tocó y yo le di el permiso para entrar—. Oh.

—¿Oh? —reí ante lo que dijo, pues aun no la había visto—, sé que no tengo el mejor gusto, pero esperaba que fuera suficiente.

—De que hablas, estas bellísimo —ríe ella, y yo por consiguiente también—, ¿necesitas ayuda en algo?

—En lo que tu veas necesario mamá —respondí, observando ahora como su silueta se acercaba, yo solo me dejé hacer cuando movió mi quijada de un lado a otro.

—Siéntate y relájate, no será muy cargado —hice caso, viendo de reojo la hora en mi teléfono—, bien, empecemos.

Por algún motivo no estuve nervioso como pensé que estaría al momento de todo el maquillaje, ni siquiera cuando casi me incrustaba un lápiz en los ojos.

El chico de mi novela.  ლ〚2MIN〛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora