Capítul❍ 14.

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La puerta sonaba con insistencia, pero no tan fuerte como para que sea estruendoso.

Llegué de nuevo hasta la perilla, dudando en si abrirla o no.

Detrás estaba el hombre que de pequeño me hacía reir, pero también el que había traicionado a mamá.

Me separé al fin de la perilla, ahora sin escuchar los toques insistentes.

Por mera curiosidad y preocupación  de que haya pasado algo terminé abriendo la puerta.

Casi inmediatamente al hacerlo, el cuerpo de mi padre cayó sobre mí, de no ser porque lo haya agarrado se hubiera hecho daño.

Suspiré observando por fuera, esperando que no haya nadie, asegurándome de eso entre dejando el cuerpo con esfuerzo sobre uno de los sillones que teníamos en una pequeña sala.

Esperé minutos hasta que despertara, así que me había dedicado a preparar algo de té por si lo necesitaba, en especial uno calmante.

Volví a la sala con la bebida en mano, no sin antes ver la hora en uno de los relojes.

9:47 P.M.

Cuando pude ver al fin la silueta sentada, me acerqué y deje el té a su lado, sentándome frente suyo.

—Y bien... —empecé después de verlo tomar el contenido con rapidez, pareciera no haber bebido en días.

El me observó por unos segundos en los que dudaba qué preguntar.

—Si me preguntarás porque estoy aquí —pausó, pensando una vez más sus palabras, podía notarse que en serio era su hijo, pues mamá era algo impulsiva y decía lo primero que se le venia en mente—, no te engañaré —al fin dijo.

»No tengo razones para hacerlo, así que te lo contaré todo —dijo relajándose una vez más—. Me están persiguiendo, Minho, y es por esto —señaló el centro de su frente donde no había nada, pero repitió el acto dos veces.

Ante mi confusión volvió a hablar.

»El tercer ojo, ese con el que podemos ver cosas que otros no. Sé que lo tienes, no te hagas el confundido en el tema, pero ellos también lo saben, aún no pueden encontrarte.

Suspiró, con mucho cansancio, en serio parecía agotado por todo ello, llegué a sentir algo de pena.

»Me alejé de ustedes en cuanto supe que también portabas el tercer ojo, perdón por meterte en todo esto hijo —me sonrió, pero yo aun no hacía gesto alguno—. Dudé en si decirle a tu madre, se hubiera puesto más histérica que cuando le dije que tuve una aventura con otra mujer.

—Fue una mala excusa para que te fueras la verdad —mencioné casi sin pensar, en esas ocasiones sabía que actuaba igual a mamá, diciendo lo primero que cruzaba por mi mente.

—Yo pienso que quizá fue lo mejor de esta forma no me mencionaría en ninguna de tus actas o matrículas.

Ambos nos quedamos en silencio por varios segundos en los que la agujeta del reloj danzaba en una melodía ya conocida por todos, nunca supe que seria estresante ese sonido hasta ese instante.

—Y es mejor así —volvió a hablar él—, es mejor que ambos dejen de lado mi existencia, pero vine porque hay una...

—Asociación que caza a portadores del tercer ojo —terminé de decir, acatando mi sospecha cuando lo vi asentir.

—Se ve que tienes fácil comprensión —sonrió de nuevo, esta vez yo correspondí.

—Me viniste a advertir —asintió—, así que también me están buscando —hablé por segunda vez, recibiendo una segunda afirmación también.

El chico de mi novela.  ლ〚2MIN〛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora